El diario plural del Zulia

El Granada pica adelante con gol de Yangel incluido

Una primera parte sublime de los rojiblancos, con Machís y Kenedy estelares, les valió para llevarse un 2-0 a Nápoles. Yangel Herrera y Kenedy rubricaron otra noche histórica.

Granada sigue soñando. La fe de su equipo es irreductible. Contra viento y marea, Diego Martínez ha construido un equipo muy sólido, con un corazón enorme y para el que no existen los imposibles. El Nápoles ya sabe cómo se las gastan los rojiblancos y cuánto hay que sudar para enviarlos a la lona.

La exhibición de Kenedy y Machís en la primera parte tuvo como premio los goles de Yangel Herrera y el propio Kenedy. Un 2-0 ante el que los de Gattuso no encontraron respuestas y que acerca el deseado pase a octavos. Este Granada no se cansa de hacer historia.

Su puesta en escena en el partido fue perfecta. Sin fisuras. Sujetando bien a Insigne, mandando en la medular al son que marcó Montoro y con Machís y Kenedy desatados. El brasileño lleva semanas en modo estrella y luciendo su zurda, con la que dibujó una rosca estupenda que Yangel Herrera, siempre atento para irrumpir en el área por sorpresa, cabeceó a la red.

El 1-0 era la confirmación de que la inexperiencia no es suficiente para amilanar al Granada. Novato en estas lides pero seguro y valiente incluso ante un rival de prestigio y con gran peso en Europa, el equipo de Diego Martínez siguió mostrándole virtudes a Gattuso y a sus pupilos. Una de las que marcan diferencias es la velocidad y el ímpetu de Machís. Dos minutos después del primer tanto, el extremo propició el 2-0 siendo decisivo a ambos lados del terreno de juego. Primero provocó la pérdida de Politano y luego se cruzó el campo a toda velocidad para asistir a Kenedy. El ’24’ convirtió en oro el esfuerzo de su mejor socio y con un zurdazo inapelable terminó de hacer saltar las alarmas en el banquillo napolitano.

Gattuso castigó a Politano en el descanso y dio entrada a Zielinski. Suyo fue el primer aviso del Nápoles en el segundo tiempo. Pero el Granada no dejó fluir el juego visitante y sólo se vio en apuros a balón parado en un remate que Rrahmani, libre de marca, envió fuera. Diego sacrificó a sus puñales, Machís y Kenedy, y ganó piernas con Puertas y Soro. Minutos después apuntaló el centro del campo con Eteki, que dio el relevo a Gonalons, completamente exhausto.

El Nápoles apretó al final, pero no encontró la manera de hacer daño a un Granada que derrochó solidez y oficio. La enésima proeza de Diego Martínez y sus futbolistas está a medias. Bien encaminada. Restan 90 minutos que se presumen duros y de máxima exigencia en el Diego Maradona. Pero a este equipo le sobran fe y argumentos para creer. El sueño continúa.

AS.com
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