El diario plural del Zulia

Zulianos alzan sus palmas para recibir a Cristo [+Fotos]

Al amanecer decenas de feligreses se reunieron en el casco central de la ciudad,. Entre la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá y la Catedral de Maracaibo, y dieron la bienvenida a Jesucristo bajo una puesta de sol que marcó el inicio de la Semana Santa.

Los zulianos protagonizaron, nuevamente, la procesión de las palmas. La ceremonia estuvo encabezada por Monseñor Ubaldo Santana, Arzobispo de Maracaibo, en la Catedral, quien desde la Plaza Bolívar hizo una oración antes de dar inicio a la eucaristía solemne.

A la par, Eleuterio Cueva, párroco de la Basílica, hizo su entrada en el templo de “la Chinita”, acompañado por los Servidores de María y otro grupo de apostolados.

Alzando las palmas sagradas y a los pies de “la China” arrancó la misa y el regocijo de los asistentes llenó de energía todo el santuario.

Italia Tenerelli lleva 30 años asistiendo, religiosamente, a la Basílica. Junto a su mamá y su hija señaló que ha venido preparándose para conmemorar la Semana Mayor.

“Vengo todos los años porque es muy bonito encontrarse con Cristo”, manifestó.

Señaló que cumplen con el ritual de colocar la “palma sagrada” en forma de cruz detrás de la puerta de su vivienda, junto a una sábila para sentirse protegidos.

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La redención

Mientras tanto en la Catedral otro cúmulo de personas, algunas de rodillas, le pedían al santísimo.

“La humanidad hoy necesita estar redimida por Cristo Jesús. La Venezuela del siglo XXI necesita redimirse para que se aleje de tanto odio, de tanta violencia”, expresó Ubaldo Santana.

Prosiguió manifestando que los gobernantes del país necesitan de la redención para ponerse de acuerdo, “nuestra familia también la necesita porque algunas están separados, por tanto odios, tanto abuso y maltrato”.

Sentenció que el Domingo de Ramos abre una puerta grande, así como se abrió en Jerusalén para recibir a Jesús, “se tienen que abrir las puertas de nuestro corazón para dejar entrar a Cristo nuestro redentor”.

A las afueras de la iglesia, con 55 años de tradición religiosa Nelson Molina sigue fervientemente encontrándose con el Señor, sin embargo, su preocupación va más allá. “Antes esto se llenaba, ahora somos pocos, hemos perdido la fe”, sentenció con su palma en la mano.

 

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