El diario plural del Zulia

Trancazos de calles destruyen Maracaibo

En un laberinto de difícil salida se transforma Maracaibo con cada Trancazo realizado hasta la fecha. Como forma de protesta, algunos manifestantes optan por cortar árboles y echar abajo señales de tránsito para cerrar concurridas arterias viales.

Ayer, la Circunvalación 2 amaneció llena de obstáculos. Un enorme tronco impedía el paso de los conductores que transitaban a la altura de Centro 99. El mismo hecho se presentó en la avenida Padilla. Un tronco de unos seis metros de longitud yacía sobre la carretera.

Crimen ecológico

El daño al ecosistema demora meses en revertirse. Eso expresa el presidente del Instituto Municipal del Ambiente (IMA), Javier Alarcón.

Con la tala de árboles la urbe pierde frescor, espacios con sombra y la generación de mayores volúmenes de oxígeno.

Entre 30 y 40 sanciones ha aplicado el IMA desde el año pasado. Alarcón asegura que el corte desmedido de árboles se ejecuta desde hace “bastante” tiempo; pero con su uso para interrumpir las vías la cantidad de cortes de árboles ha incrementado. 

Es difícil de reparar porque para que un árbol crezca siete metros, demora de ocho a 10 años”. Agrega que la quema de basura y neumáticos, que también se registran durante las protestas, ocasiona que gases tóxicos lleguen hasta la atmósfera y generen el aumento de la temperatura.

Señalización destruida 

Jairo Ramírez, secretario de Infraestructura, asegura que el daño a la vialidad es “significativo”.

Semáforos, cableado, instalaciones de organismos públicos y carreteras deterioradas por la quema de cauchos son las principales afecciones.

En la Circunvalación 1 se evidencian estos destrozos. En la prolongación de la Circunvalación 2, justo al frente de la Universidad Rafael Belloso Chacín, se derrumbaron todos los semáforos. La Secretaría de Infraestructura no maneja cifras exactas de las pérdidas ocasionadas.

Niños cobran peaje

Este miércoles, un grupo de menores de 10 años pedía dinero a los conductores que llegaban hasta el distribuidor Juan Pablo II. Esa era la condición para permitirles el paso.

Mínimo 100 bolívares había que entregar a los jóvenes que se apostaron en el puente de Pomona y en otros puntos de la ciudad.

La socióloga y psicóloga Catalina Labarca explica que ha disminuido el panorama ético-moral de la ciudadanía. Además se ha perdido el respeto a la autoridad. “Con la crisis se desarrolla el sentido de que se vale todo”, como cometer delitos para dar de comer a la familia; esto último no es justificable, a criterio de la especialista.

 

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