El diario plural del Zulia

El pueblo wayuu honra la labor de Versión Final

La ceremonia fue en “casa blanca”. El fogón prendió temprano, aunque llovió toda la madrugada y parte de la mañana. Antes de las 10:00 a. m., las sillas estuvieron dispuestas para recibir invitados. El sonido no llegó, pero el inconveniente no le trancó la alegría en el pecho a nadie.

Ayer, en Alitasía, todo fue esta. En un lugar apartado de La Guajira venezolana, hay una población intercultural que reconoce el trabajo y trayectoria de aquellos que van por el mundo llevando las cosmogonía wayuu. Hoy, en este relato, la comunidad es visible gracias al homenaje que preparó la Fundación Alitasía; un homenaje que estaba pautado para el 12 de octubre, Día de la Resistencia Indígena, pero que se suspendió por el mal tiempo.

El doctor Carlos Alaimo fue uno de los que recibió la placa que acredita a Versión Final como “hijo adoptivo” de esa tierra. Llegó con energía, y enseguida se unió al profesor Nemesio Montiel, presidente de la Fundación Alitasía.

—El amor por La Guajira me viene desde los 16 años, cuando era dirigente estudiantil y anduve estas tierras que contienen la historia de nuestros orígenes— anunció el doctor en prigundo médico wayuu; Jayariyú Farías, directora del periódico Wayuunaiki; y Carlos Alaimo, presidente editor del diario Versión Final.

Lugar de encuentro

Todos se reunieron en “casa blanca”, hogar del primer cacique wayuu, Torito Fernández, donde en otrora el escritor y político Rómulo Gallegos se inspiró para escribir su libro Sobre la misma tierra y donde estuvo el escritor colombiano Gabriel García Márquez. Desde el frente, niños, adultos y ancianos observaron, mientras cada uno, agradeció a la fundación.

Fue esta casa histórica el primer lugar que La Chinita pisó.

—Primera vez en más de 300 años, desde su aparición, que nuestra Madre viene al centro de La Guajira colombovenezolana. La recibimos con amor y cariño, agradecemos su bendición y aprovechamos para rechazar el autoritarismo militar que hubo en la Basílica justo en su día, el pasado 18 de noviembre— dijo Nemesio Montiel.

Eleuterio Cuevas pronunció un discurso en el que recorrió, cronológicamente, la creación y organización del pueblo guajiro.

Un grupo de servidores de María cargó la imagen hasta la mesa, donde el dorado que la caracteriza combinó con el azul, rojo, marrón y amarillo del hombre wayuu. Estos colores estuvieron atrapados en el cuadro que Barrios le ofreció a la fundación, cuya representación de la cosmogonía wayuu se contuvo en la simbología de honor y poder de los patriarcas.

“Casa blanca” se ubica frente a la plaza, en la que el busto de Gallegos yace sin cabeza, y más adelante de la laguna de los pájaros y la estatua de wayuunkeera, una simbología a la muñeca con la que las niñas wayuu jugaban en tiempos ancestrales.

Para llegar ahí hace falta un vehículo pesado que pueda sortear los huecos en la vía que se llenan de agua cuando llueve.

Alitasía es una tierra habitada por el olvido, y así lo recordó Carlos Alaimo al agradecer el reconocimiento:

—Cuando vivía el presidente Chávez, entregué un proyecto para el desarrollo de Mara y Páez—.

Hoy, todavía vigente para la subregión Guajira.

 

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