Payasos Humanitarios, un voluntariado que nació para contagiar alegrías a nivel internacional

Con vestuarios coloridos y el propósito de contagiar risas en cada lugar, el programa Payasos Humanitarios de la Fundación Ecorisas representa a un grupo de voluntarios comprometidos en aliviar las tristezas en los espacios vulnerables y ser una esperanza para niños, jóvenes y adultos mayores que pasan por un momento difícil.

La comunidad de "clowns" está conformada por directivos, coordinadores y un voluntariado que a través de un cronograma de actividades se encargan de visitar casas hogar, hospitales, comunidades de bajos recursos y orfanatos con el fin de “desdramatizar la tristeza” que puede dejar la falta de salud en las personas.

Lo que comenzó con una intención de ayudar a los niños migrantes, se hizo realidad con la acción del venezolano Carlos Gino Asuaje, quien fundó Payasos Humanitarios y transcendió las fronteras con la inauguración de distintas sedes en otros países del continente americano.

Durante un viaje en Ecuador, Carlos se encontró con un grupo de niños que vendían dulces para poder mantener a sus familias, ante ese escenario pensó que ellos merecían jugar; por ello, con carisma y una nariz roja llamó la atención del público y ayudó a los pequeños a vender sus golosinas para que ellos pudieran divertirse.

De ahí, nació la misión de crear una sociedad de voluntarios con el espíritu de payasos, que logren ayudar a personas de todas las edades, cambiando el dolor por el amor y “usando la técnica de la risa como idioma universal”.

Payasos Humanitarios nació en Quito, Ecuador, el 5 de octubre de 2019 y poco después se fue multiplicando a nivel internacional en países como Chile, Argentina, Estados Unidos y Venezuela (2019), donde actualmente cuentan con una sede en Maracaibo, Barquisimeto, Barcelona, Caracas y Mérida.

“Ser payaso es cosa seria”, así lo expresó María Rivas, coordinadora general de Payasos Humanitarios en Maracaibo, al contar en una entrevista a Versión Final el proceso que deben pasar los aspirantes que desean formarse como payasos.

Para ser voluntario, los mayores de 18 años deben llenar un formulario para postularse y posteriormente, asistir a una charla donde se exponen los reglamentos, planes e indicadores que debe hacer cada miembro de la familia de "clowns". Luego, los solicitantes pasan a un proceso de selección, que a través de pruebas y entrevistas, demuestran su sentimiento de compromiso ante esta labor social.

En ese momento el 50 % o 60 % de aspirantes abandona porque se dan cuenta que hay un nivel de exigencia importante y deciden no postularse a pruebas o entrevistas porque probablemente pensaron que era otra cosa”, expresó Rivas al contar que de “300 convocados solo terminan interesados entre 70 u 80 personas”.

María, quien además es conocida como Petunia en su papel como payaso, explicó a Versión Final que cada voluntario debe hacer mínimo “tres visitas cada dos meses” y cumplir con sus actividades, de no cumplirse esto, se inactivarán y deberán volver a registrarse si desean seguir en el programa.

Payasos Humanitarios cuenta con 62 voluntarios activos en su sede marabina, la más grande de todas, y espera contar con una asistencia animada este 28 de abril en su próxima charla para recibir nuevos voluntarios.

Proyecto Marbella

Los más grandes momentos siempre dejan anécdotas por contar. Ante esto, Versión Final preguntó a María Rivas por alguna historia personal trabajando como voluntaria en el programa que dejase huella en ella.

La participación es uno de los valores que define a esta comunidad artística, por eso las visitas a hospitales o zonas afectadas por alguna eventualidad no es lo único que realizan los "clowns".

A principios de pandemia las visitas a “personas en estado terminal” se volvieron más especiales tras lo vivido por la coordinadora, quien junto a un compañero visitó a una señora en cama y contó a Versión Final su historia.

Los familiares de la mujer, que padecía de un avanzado tumor cerebral, recibieron a dos payasos humanitarios para sanar el desánimo que la rodeaba. Al pasar 10 minutos de risa y ocurrencias, la paciente pidió levantarse de su cama y con una sonrisa en su rostro conversó, caminó y entre músicas y alegrías bailó.

Este día marcó una antes y un después para Payasos Humanitarios, la señora se llamaba Marbella y en su honor nace este proyecto, que busca llevar felicidad a los pacientes en sus casas.

Marbella quedó como un proyecto para Payasos Humanitarios y ahora todos aquellos que quieran que nosotros hagamos lo mismo, vamos a visitar a esas personas en ese estado”, expresó Rivas.

Diferentes actividades

Payasos Humanitarios se hace notar por diferentes actividades realizadas en comunidades de bajos recursos donde “la sensibilidad, humanidad, unión y solidaridad” se destacan en sus acciones. Una de ellas fue una labor social en la Isla de Toas, ubicada en el municipio Almirante Padilla, estado Zulia.

Yaitza Méndez, una de las voluntarias cuyo alter ego es “Yayita” contó a Versión Final que en diciembre hicieron realidad el "Plan Santa Clown", que constaba de recaudar regalos, alimentos y llevar un día cargado de energía, cariño y diversión a las comunidades más vulnerables de Maracaibo.

Además de la Isla de Toas, la actividad también fue llevada al sector Casiano Lossada, ubicado en la parroquia Antonio Borgas Romero, en Maracaibo.

Los ingresos de Payasos Humanitarios provienen de donativos, ya sea económicos o de insumos y contribuciones. Por esto, la sociedad de "clowns" invita a todas las personas a ser participantes de estas labores con propósito que buscan aliviar la tristeza a todas las personas que lo necesitan.