El diario plural del Zulia

Patios, salas y cocinas bajo las aguas negras

El olor putrefacto se siente en toda la cuadra. Las aguas negras inundan los patios, las cocinas y hasta las salas. Desde hace una semana y media los habitantes de la avenida 2-A con calle Santa Isabel, de la parroquia Santa Lucía, mal viven en medio de aguas servidas.

Se desborda en las tanquillas de la calle, en los baños, en los sumideros de los patios y va subiendo cada vez más, conforme los vecinos hacen uso de baños o lavaplatos.

Las tuberías están completamente obstruidas. Desde la estación de bombeo de la avenida Padilla no se está haciendo la extracción de las aguas servidas, por el robo del cableado de la bomba de achique, según los residentes del sector.

“Hace dos días me dio una crisis de nervios de ver mi casa así. El olor es insoportable, no podemos dormir ni comer bien”, comentó María Manrique, de 82 años de edad. Su baño quedó completamente inundado y la cocina a penas se salvó.

La desesperación de los vecinos cobra fuerza con el pasar de los días y la falta de respuesta. Ya perdieron la cuenta de las veces que han ido a Hidrolago, la Alcaldía de Maracaibo y la Gobernación del Zulia a colocar el reporte, pero no hay ni siquiera un planteamiento concreto sobre las posibles soluciones.

“De la alcaldía y la gobernación nos mandaron a Hidrolago y viceversa. Nos pidieron una carta y fotos de todas las casas ‘a ver qué pueden hacer’, pero su excusa es que no tienen presupuesto para sustituir los cables de la bomba de achique o que no se consiguen”, relató Yuliveth Méndez, también vecina del sector Santa Lucía.

Solución temporal

Los patios parecen piscinas de agua verde y putrefacta. En vista de la falta de acción por parte de la hidrológica, los vecinos han tenido que ingeniárselas, colocando tubos y las bombas con las que extraen el agua potable, para expulsar el líquido fuera de sus casas. El agua merma por algunas horas, pero luego vuelve a subir.

Nereida Ugarte, de 73 años, se vio obligada a sacar todos los utensilios y alimentos posibles de su cocina, pues esta quedó completamente inundada. “Esto es horrible. Tengo que cocinar al lado de esta agua podrida. Fuimos a todos lados y no dan respuesta, no podemos creer que pretendan que esto se quede así”, sentenció la señora Nereida.

La mayor preocupación de los habitantes de Santa Lucía son los niños, que deben mantener fuera de sus casas todo el día para evitar el contacto con las aguas negras, pero sin embargo la proliferación de moscas y mosquitos supone un riesgo.

“Tenemos demasiados zancudos y están picando a nuestros niños. Nos da miedo que les de dengue o algún virus. Tratamos de que no estén en la casa la mayor parte del día, pero igual les encontramos picadas en el cuerpo”, agregó Yelania Cornejo, vecina del sector.

Algunas personas de la comunidad han tenido que salir de sus casas temporalmente mientras se solventa la situación, por condiciones médicas o su avanzada edad, pero la mayoría tan solo se armó con baldes, coletos y trapos para intentar sacar el agua de sus casas, sin contar con las medidas sanitarias y exponiéndose al contacto directo con el líquido contaminado.

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