El diario plural del Zulia

Padres "celebran" su día en kilométricas colas para gasolina

Los marabinos se entristecen por el hecho de pasar su día festivo en las kilométricas colas para echar gasolina. Guardan la esperanza de lograr tanquear y pasar el resto de la tarde con sus familias

Era de esperarse pero nunca imaginaron que el sentimiento de tristeza e impotencia les embargara como en este momento. Hoy, Día del Padre, los marabinos no tienen otra opción que conmemorar su fecha especial en las kilométricas colas para surtir sus vehículos de combustible.

A los cuantiosos problemas que deben afrontar los habitantes de la capital zuliana, entre ellos los interminables racionamientos eléctricos, desde hace un mes se le sumó la escasez de gasolina, situación que se arrecia cada vez más, pues hasta tres días deben pasar los choferes en las filas.

Este domingo, en lugar de celebrar con su familia, muchos padres están bajo el inclemente sol a una temperatura que roza los 35 grados, con hambre y sed, pero con la esperanza de, por lo menos, poder pasar la tarde/noche con los suyos.

No es lo que yo quisiera, estar aquí desde anoche metido en esta cola para echar gasolina en vez de estar en la casa, donde mis hijos todos los años me preparaban el desayuno y me felicitaban. Toda esa felicidad está totalmente perdida, comenta Vicente Aliso a Versión Final desde la estación de servicio Full de Todo en la calle 72.

El marabino culpa de su “desgracia” al Gobierno por considerar que “tiene toda la responsabilidad de la destrucción total de Venezuela”. Igual es el pensar de Rafael Pineda quien confiesa sentirse “decepcionado” con la crítica situación que atraviesa la ciudad.

“No es posible que estemos haciendo cola de hasta tres días por gasolina y simplemente ya no hay autoridad. Los funcionarios pasan a los bachaqueros mientras nosotros, los que hacemos cola, duramos días. Esta supuesta robolución es un fracaso”, añade desde la misma cola que está Rafael, junto a cientos de ciudadanos que también aguardan por 20 litros de carburante.

José Linares, padre de dos niños, está ansioso por salir de la bomba para reunirse con su familia.

Aunque ya la celebración "no sea como antes" por la elevada hiperinflación que agobia los bolsillos, el deseo de este hombre solo es compartir con sus seres queridos.

Mi esposa e hijos me están esperando en la casa, dicen ellos que con una sorpresa. Ya quiero estar con ellos como todos los años. Hasta esta bonita tradición nos han arrebatado, dice.

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