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Pacientes de diálisis enfrentan un destino incierto por los apagones

Algunos centros privados de diálisis de Maracaibo cobran a los pacientes hasta unos 70 dólares por una sesión de tres horas, dice Antonio Briceño, un paciente de 48 años de edad. Eso equivale a casi un año de salario mínimo

Segundos antes de que William López fuera conectado a una máquina de diálisis, el servicio eléctrico volvió a fallar en Maracaibo.

La falta de diálisis, el tratamiento que elimina las toxinas que se acumulan en la sangre de las personas cuando sufren insuficiencia renal, hace que López se sienta mareado y con náuseas. Como cualquier paciente renal crónico, podría morir si pasa demasiado tiempo sin atención.

Ante la incapacidad de completar su tratamiento ese día, López no tuvo más remedio que regresar a su casa y cuando llegó, tampoco había luz.

Me da de todo cuando se va la luz, me dan ganas de llorar de la impotencia que siento (...) necesito hacerlo, porque me siento muy mal”, dijo López de 45 años, uno de los 11.000 pacientes venezolanos de diálisis, tratamiento que se ha visto afectado por los frecuentes apagones en el país.

“Hay gente que cuando está en tratamiento se duerme. Yo no (...) Me da miedo no despertarme”, agregó López.

Con el fin de recuperar la infraestructura eléctrica, el gobierno de Nicolás Maduro aplicó un plan de cortes programados de tres horas que excluyó a la capital, Caracas y a otros dos estados: Vargas y Delta Amacuro, pero en Maracaibo las interrupciones del servicio eléctrico duran más de 10 horas al día.

Los cortes de luz también afectan el bombeo de agua corriente y sin agua no se puede hacer la diálisis, un proceso que requiere de 120 a 140 litros de agua purificada por una sesión, dijeron médicos consultados. El tratamiento recomendado es de tres o cuatro horas, tres veces a la semana, reseñó Reuters.

Sin riñones que funcionen la persona no orina o lo hace muy poco y sin orinar no se desechan las toxinas que se acumulan en el cuerpo”, dijo la doctora Beatriz Rosales del Hospital Universitario de Maracaibo.

Algunos centros privados de diálisis de Maracaibo cobran a los pacientes hasta unos 70 dólares por una sesión de tres horas, dice Antonio Briceño, un paciente de 48 años de edad. Eso equivale a casi un año de salario mínimo.

Yo debí haber nacido rica para poder comprarme un riñón”, señala Aidalis Guanipa, de 25 años, quien por su padecimiento renal desde los 17 no pudo culminar su bachillerato.

“No quiero morir ahogada como me siento ahorita (...) tengo dos días que no me dializo porque no había luz. Sentir este ahogo es horrible, tengo miedo a morir”, agregó Guanipa.

 

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