ONG Proiuris: Venezolanas con familiares en el exterior sufren vulneraciones de derechos
Proiuris, Organización No Gubernamental (ONG) que difunde la realidad de los Derechos Humanos en Venezuela, publicó un reporte en su página web donde habla sobre las consecuencias negativas que acarrean las mujeres venezolanas cuyos familiares más cercanos han emigrado del país.
La ONG realizó un estudio durante 23 meses donde constató que estas mujeres sufren una “sobrecarga de responsabilidad” y “vulneraciones diferenciadas de derechos”, donde en muchas ocasiones han tenido que tomar la responsabilidad de cuidar a criar a menores con un segundo grado de parentesco, como sobrinos y nietos.
Esto provoca que las mujeres cuya aun es productiva posean limitaciones en el desarrollo de su carrera y las que forman de la tercera edad, no posean una vejez digna, tal como señaló el estudio.
En el caso de las “abuelas cuidadoras” estas deben afrontar la ausencia de los padres y comenzar a ser una figura materna, lo que “agudiza sus condiciones de salud física y mental”.
La investigación busca demostrar, en medio de la crisis socioeconómica del país, “los efectos adversos de la separación forzada, los estragos de la hiperinflación sobre el poder adquisitivo y las nuevas dinámicas familiares por la ausencia de miembros del núcleo familiar hoy fuera de las fronteras”.
El equipo de Proiuris seleccionó a 33 mujeres quienes, en su mayoría, poseen a sus familiares más directos fuera del país.
Un 55% de este grupo reveló que su mayor dificultad es el poder adquisitivo. Por otro lado, el 22% confesó que experimentan episodios de estrés, ansiedad y depresión, disparados por la separación forzada de sus familiares, la falta de dinero y la falta de estabilidad”.
Entre los casos, destaca el de zuliana Thaina Luzardo, de 38 años, quien vive sola con 3 de sus hijos. Los demás emigraron, al igual que su esposo, para buscar una “mejor vida” en el exterior.
Thaina Luzardo considera su prioridad la alimentación de sus hijos. Comenta que cuando a su esposo “le salen marañas en Chile, nos envía remesas y con eso compramos alimentos y nada más; porque es para lo único que alcanza. A veces, me salen días de limpieza de casas y con eso resolvemos. Pero es muy difícil”.
En el reporte se destacó el estudio de la ONG Cáritas Venezuela en 2020, donde un 83% de los hogares entrevistados consumía una alimentación de diversidad pobre o inadecuada y hasta 65% de los encuestados recurrió a lugares “no convencionales” para conseguir alimentos.
Algunas iniciativas locales como iglesias, grupos de voluntariado y otras organizaciones ayudan a mitigar esta necesidad, según señaló Cáritas.
Otros desafíos
A la par, un 6% de las encuestadas por Proiuris manifestó que su mayor necesidad insatisfecha son los servicios básicos como agua, electricidad, transporte y gas, los cuales deberían ser provenientes del Estado, viéndose obligadas a buscar vías alternativas para suplir estas necesidades.
La pobreza alcanzó a un 81,5% de la población venezolana y ha afectado especialmente a las mujeres. Lo cierto es que la feminización de la pobreza ha empujado a las mujeres a la economía informal y las ha dejado sin posibilidades de desempeñar una carrera profesional. Además, profundiza las barreras educativas y los riesgos asociados a las Violencias Basadas en Género (VBG), así como a sufrir enfermedades físicas mentales.
Proiuris resaltó que, entre otros problemas que afectan a Venezuela, se encuentra el del envejecimiento de la población. Un 36,64% de las mujeres entrevistadas son mayores de 56 años, un 15% con las edades comprendidas entre 40 y 55 años y el restante entre 29 a 14 años.
“Ello viene generando un cambió abrupto en la estructura demográfica venezolana por la pérdida de personas en edad productiva (debido a la migración masiva), lo que limita las oportunidades de desarrollo económico, al haber menos personas empleadas o emprendiendo en el país”, destacó la ONG.
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