El diario plural del Zulia

Nombran a la Dra. Beatriz Rosales Socorro como madrina del 61 Aniversario del Sahum

Talentosa especialista en Nefrología, madre, esposa, hermana; y en opinión de sus compañeros y discípulos, excelente ser humano, así describe el Hospital Universitario a la especialista zuliana

El Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo (Sahum) se engalana en su 61 Aniversario, con el nombramiento de la doctora Beatriz Rosales Socorro, como madrina de la celebración, epónima de las jornadas científicas acostumbradas para tan importante fecha y de los 54 años del Primer Trasplante de Riñón.

Beatriz Coromoto Rosales Socorro, maracaibera, nacida del matrimonio de Elio Rosales y Nora Socorro, y según ella misma señala, proveniente de una ‘extraña’ mezcla de razas “mis ascendientes son: españoles, wayuus, andinos, holandeses; y para completar, maracuchos”, comentó jocosa.

La batuta de ser la mayor

Desde joven tenía muchos sueños; y uno era ser doctora, para ayudar a sus abuelos enfermos a curarse “soy la mayor de tres hermanos,  crecí en un hogar lleno de matas de mango, donde trepaba y jugaba mucho tiempo, mi infancia fue feliz”, recordó gratamente.

La entrevista prosigue denotando a una mujer convincente y de carácter fuerte, a quien sus abuelas bautizaron como Beatriz ‘Terremoto’ (en lugar de Coromoto).

Su familia no quería que ella fuese doctora “en mi época de bachillerato mi mamá y una tía organizaron  -junto a una prima que estaba haciendo su internado en la Castillo Plaza-  que me permitiera acompañarla en su guardia, según ellas -para que se me quitara la idea de ser médico-. Mi tía me dejó en la emergencia, al cuidado de mi prima “Chila” y me recogieron como 4 horas después, se pueden imaginar lo que pude haber visto y vivido un viernes en la noche, de un día de noviembre, en plena feria.

Inicios de su carrera

En 1982 comenzó la travesía de cursar la carrera de medicina, en la Universidad del Zulia, de la cual egresó 5 años después en 1987 junto a sus compañeros de la Promoción de Médicos Cirujanos “Dr. Antonio Urdaneta”, de la cual se siente muy orgullosa.

“Mi carrera estuvo llena de altas y bajas, momentos llenos de emociones  -que sin duda me dejaron muchas experiencias-. Al iniciar mis estudios contraje matrimonio, fue en 1984 antes de Semana Santa, paralelamente continuaba mis estudios. Recuerdo, que unos 15 días antes de  presentar mi primer examen de farmacología nació Fabiana, mi primera hija y confieso que no sé  qué me asusto más, si el embarazo que terminó en una cesárea, o el examen de la materia”, dijo.

Al graduarse, su título le fue entregado por su amigo y obstetra, el doctor Daniel Díaz Sulbarán; además, se graduó con la particularidad de estar  embarazada de su segundo hijo, a quien nombró Fabio, en honor a su esposo.

Refirió con gusto, el formar parte del grupo de médicos que inauguró el Hospital “Dr. Manuel Noriega Trigo” en 1988, para cumplir con el internado rotatorio.

Los avatares del destino en el Posgrado.

Dicen, que el destino siempre nos llevará al lugar correcto a dónde pertenecemos; y el destino no se equivocó con Beatriz Rosales, quien cuenta, que estaba dudosa al momento de elegir un posgrado, pero al final se decidió por la rama de Medicina Interna y fue acogida por el “Hospital Central”, donde confirmó que ella debía ser nefrólogo, tomando en cuenta lo que sucedió en su último semestre de medicina “durante mi último semestre, nuevamente Dios escribió otro capítulo en mi vida, ese último semestre, el  90 por ciento de mis pacientes tenían que ver con nefrología y subir al piso 9 del SAHUM era para mí algo común, lo que no sabía era que ese sería mi piso desde 1994.

Mi profesor fue el Dr. Crispín Marín, quién años después, se convertiría en mi compañero de trabajo, con quien compartiría espacios; no solo de oficina, sino académicos y de amistad”, explicó.

“Otra anécdota que recuerdo, estando en el Central, fue cuando el Dr. Jesús Virla (nefrólogo) planteó, ante la División de Medicina Interna  y la dirección del hospital, la necesidad de tener un residente fijo en nefrología; el Dr. Ferreira pidió voluntarios y adivinen, quién levantó la mano?? . . . por supuesto, Yo”, destacó.

Ya en su último año de postgrado, tuvo la suerte de procurar un donante de riñón en la UCI del Central, con la orientación de un buen amigo, residente del segundo año de nefrología, ese día conoció al doctor Octavio Salgado, a la doctora Colic; y a algunos residentes “se me permitió acompañarlos junto al donante y estar presente en el proceso de selección y trasplante  -suceso que se repitió finalizando mi último año- con la novedad que, el servicio me atrapó, concursé e ingresé a destiempo pero entré al Postgrado de Nefrología, con dos R2 y dos R3, sufriendo estoicamente lo que sufre un R1. Las crisis enseñan, las caídas fortalecen” declaró con nostalgia.

Para el año 2000  -por recomendación y apoyo del servicio-  pasó a ser Directora Médica de la Unidad de Diálisis “Centro del Sol” unidad esta, perteneciente a la trasnacional alemana Fresenius Medical Care de Venezuela (FMC); y desde  el 2014 ocupa el cargo de Directora Médica Nacional de  FMC Venezuela; actualmente “Dialisis Care de Venezuela” (DCV).

Del 2000 al 2014, representó al hospital en la ejecución de:  5 protocolos clínicos (categoría 5) como Investigadora Principal, en estudios, que permiten el uso de drogas inmunosupresoras conocidas en el mundo; pero como requisito del Instituto de Higiene, debían ser sometidas al uso clínico en la población venezolana, para permitirles su uso en  Venezuela: “Evaluación Retrospectiva de Drogas Inmunosupresoras en la Población Trasplantada del SAHUM”, “Uso de Fármacos para el Tratamiento de la Osteodistrófia Renal en el Paciente en Diálisis”.

A mediados del 2008, fue integrante del Comité de Consenso para el Manejo de la Enfermedad Mineral Ósea para Latinoamérica y del Comité de Consenso en el Uso de Antivirales en Infecciones, en Pacientes Trasplantados, específicamente por  citomegalovirus.

Beatriz Rosales, es autora principal de un artículo y co-autora de 5 artículos, publicados en revistas indexadas y presentadas internacionalmente en congresos de Nefrología, es Miembro Titular de la Sociedad Venezolana de Nefrología,  fue tesorera del Capítulo Occidental de Nefrología, por 2 períodos y Secretaria de la Sociedad Venezolana de Nefrología por 2 períodos.

Pertenece a la Sociedad Latinoamericana de Nefrología e Hipertensión (SLANH); tiene una presentación de tesis como nefrólogo “Hemodiálisis Arterio-Arterial, que la avala como Doctor en Ciencias Médicas.

Tan emblemático ser humano, que con su aporte científico a ayudado a salvar cientos de vidas y es partícipe de la evolución nefrológica del Zulia y Venezuela hoy día, es Madrina Epónima del Sexagésimo Primer Aniversario del Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo.

“Agradezco a Dios la suerte y los haberes que he tenido: Haber nacido en una familia como la mía. Haber encontrado al amor de mi vida y seguir junto a él. Haber formado una familia, como la que Dios me prestó y ser abuela. Haber cumplido con mi sueño de niña: ‘Ser Médico’ Haber tenido la dicha y el gusto de ser nefrólogo. Haber compartido con mis queridos Adjuntos, quienes aparte de mis profesores, son mis amigos. Haber conocido a mis Residentes, apoyarlos, enseñándoles lo que sé; y especialmente, compartir responsabilidades con la doctora Tatiana Zambrano, quien además de mi colega, es mi amiga.

Y finalmente, poder seguir caminando por los pasillos de este hospital, que es mi casa desde 1994  -mejor dicho- desde mucho más atrás, ya que fui bachiller SAHUM”, finalizó.

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