El diario plural del Zulia

“No tuve dudas en plasmar mi ‘Sí’ a la paz de Colombia”

Podemos renunciar a muchas cosas en la vida, menos al llamado de la sangre.

Este 2 de octubre los colombianos tuvieron la oportunidad de decidir, por medio del plebiscito, si certificar o desaprobar el acuerdo de paz firmado por Gobierno y FARC hace unas semanas, una noticia que viró los ojos del mundo al país cafetero.

Yo, gracias a la sangre, heredé el derecho de, entre otras cosas, votar y esta consulta fue mi primera oportunidad para estrenar mi segunda nacionalidad. Pese a que en Maracaibo hay un gran número colombianos aptos para votar –24 mil, según el Cónsul de ese país en la entidad–, la afluencia no fue masiva.

El proceso fue rápido, sencillo, sin inconvenientes. En menos de tres minutos ya mi rúbrica estaba lista. Sin colas, ni mesas copadas –de un total de 47–. La mía era la 45, casi al final de la larga hilera de mesas ubicadas en la entrada de la Plaza de Toros. Algunos se demoraban más porque debían verificar si estaban registrados en el sistema electoral y una vez confirmado esto, ubicar su mesa para luego ser buscados manualmente en una lista por los colaboradores de mesa. Ellos te dan un recuadro con la pregunta: “¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?” Solo hay dos opciones: Sí o No. Como recordatorio del voto, te entregan un “certificado electoral” que tiene tu nombre y número de cédula.

Ahora bien, aunque tenga la nacionalidad no estaba obligada a acatar el llamado a votar, pero lo hice y no tuve dudas en plasmar mi “Sí” a la paz de Colombia.

Los defensores del “No” consideran el acuerdo como una burla a familias, soldados, civiles, que se han visto afectados. Para mí, venezolana, de padres y abuelos colombianos, es una oportunidad para que ese país continúe avanzando y supere definitivamente ese obstáculo llamado guerra.

El plebiscito no es más que perdón. Para quienes hicieron daño, para quienes salieron lastimados, perdonar por algo más grande, algo que ilusiona a un mejor futuro para sus ciudadanos.

“Yo creo que es una oportunidad. Se abren las puertas para regresar a Colombia con mayores garantías de desarrollo social. Todo lo que se invirtió en guerra que ahora se inviertan en lo social”, me dijo Sergio Sánchez tras sufragar, quien tiene en Venezuela 11 años y fue en compañía de su familia a dar este “importante paso” por su país.

El conflicto armado en Colombia duró 52 años. Con el plebiscito se cerraría un capítulo que dejó sangre y dolor impregnada en las calles colombianas y se abriría otro que invita al perdón, a la reconciliación, a la esperanza, a la unión, mismos sentimientos y valores que espero que no necesiten de medio siglo para abrirse paso en mi amada Venezuela.

Lea también
Comentarios
Cargando...