El diario plural del Zulia

Ni por aire ni por tierra: el calvario de llegar a Caracas

Los zulianos quedan aislados de la capital si no cuentan con dólares o bolívares en efectivo. Hasta $ 45 piden por un asiento en vuelos directos y Bs. 2.000.000 en papel moneda para ir en los autobuses expresos

Las opciones para trasladarse de una de las ciudades más grandes de Venezuela hacia el Distrito Capital hoy se reducen por los exorbitantes precios de boletos. Hacer un trámite legal o incluso trabajar como foráneo allá se convirtió en una travesía por el alto flujo de pasajeros y la poca capacidad financiera de los usuarios.

Tanto por vía aérea como por tierra, la batalla es ardua para quienes se disponen a conseguir un pasaje. De no contar con dólares o bolívares en efectivo los zulianos quedan totalmente aislados de la capital venezolana. Los pagos por transferencia o punto de venta quedaron atrás y el desespero de los usuarios significó una oportunidad para quienes se lucran con el negocio del traslado.

Con dos semanas de antelación Alberto Pacheco, agente inmobiliario, empezó a buscar un boleto a Caracas por asuntos laborales. El intento fracasó con las dos primeras agencias de viajes que consultó. En la tercera, un costo inasequible alejaba sus negocios en la capital: 45 dólares por un cupo en un vuelo directo.

Alberto confiesa que la agencia le impuso un lapso de quince minutos para confirmar el pago de su pasaje, de no ser así lo perdía. Su bolsillo estaba lejos de reunir los 157 millones 500 mil bolívares, al cambio del paralelo, que necesitaba para comprar su boleto en verdes en cuestión de minutos. La opción de volar a la capital se canceló.

“Las agencias de viaje son las que se aprovechan de la situación al especular con los precios. Pude conseguir otro en 20 millones de bolívares pero con un destiempo para el 22 de julio”, expresa el hombre que antes de este viernes debía aterrizar en Maiquetía.

En otra tripulación con fecha para el 25 de julio, Luis Altamira encontró una butaca por 10 dólares o su equivalente en bolívares, 35 millones, cotizado en el mercado negro, y todo esto gracias a un contacto que trabaja como operador en una de las aerolíneas nacionales.

“En todas las aerolíneas que operan en el país la respuesta siempre es la misma: No tenemos itinerarios para nuevas fechas. Por eso la única forma de conseguir uno es con alguien de por medio”, señala el joven con planes de migrar del país.

 

El efectivo: un grillete por tierra

Una alternativa para llegar a tiempo a sus ocupaciones era conseguir un puesto en los expresos ejecutivos que salen desde el centro de Maracaibo. El valor de los asientos es más módico; 3 millones 300 mil bolívares, pero el pago se divide en dos partes: 500 mil bolívares en billetes y 2 millones 800 mil por punto de venta.

En la terminal de pasajeros los precios varían de acuerdo al tipo de autobús y a la línea que vende el pasaje, en lo que sí coinciden es en que todo es en efectivo. En buses Encava oscilan entre 1 millón 400 mil bolívares y 1 millón 800 mil, mientras que en los autobuses expresos de dos pisos la cifra alcanza los 2 millones de bolívares.

En la terminal, las unidades con al menos 65 asientos solo venden 10 mediante transferencias bancarias del mismo banco y con un día previo a la salida.

 “Aquí la única forma de conseguir un pasaje en transferencia es que tengas un amiguito, sino tienes que pagar en efectivo como todo el mundo”, comenta Nerio Labarca, quien ofrece los boletos a todo pulmón por los pasillos de la sede de transporte.

Quienes no pueden pagar a más del 300 por ciento el papel moneda deben madrugar para intentar sortearse uno de los asientos que ofrecen por pagos digitales.

Los carros por puestos dejaron de hacer viajes de 8 horas hacia la capital. Sin embargo, existen algunos propietarios de vehículos particulares que piden de 300 a 500 millones de bolívares por hacer la “carrerita”, a quienes prefieran pagar de forma electrónica y tener un viaje privado.

Alberto aventurará en los expresos ejecutivos desde muy temprano, pues solo sale una unidad por día a las 5:00 de la tarde y los cuarenta puestos del autobús suelen agotarse a las 7:00 de la mañana. Quienes quedan rezagados deben volver al siguiente día.

“Hermano, si usted quiere viajar debe hacerlo con un conocido, si no tendrá que dormir aquí en la terminal a ver si puede comprar un pasaje”, le comenta Néstor Ramos, chofer de una de los expresos.

Casi todas las vías para salir del estado, e incluso del país, parecen un lujo ante la coyuntura económica. Las conexiones son mínimas y encierran  al Zulia en una cúpula donde no cualquiera puede entrar y salir.

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