Mujer en la frontera colombo-venezolana: "Todos pasan estén contaminados o no"
Una mujer que habita en San Antonio del Táchira, relató la situación actual que se vive en la frontera colombo-venezolana, donde decenas de venezolanos transcurren a diario con la finalidad de evitar los protocoles epidemiológicos desplegados por el puente internacional Simón Bolívar.
Todo se maneja como una mafia. Eso empezó hace unos años, pero la única manera de sobrevivir es aceptando las normas. Imponen un toque de queda, pero para el que no tiene cómo pagar, porque apenas arranca la medida, paralelamente también circulan camiones, carros y gente de los que contrabandean o de los grupos armados que cobran”, cuanta la vecina de la zona a Infobae.
Narra que por las trochas pasa de todo sin ningún control. “Ahí no se sabe, por lo menos nosotros no sabemos, quién pasa, qué pasa ni en qué cantidad. Todo eso lo controlan los elenos (integrantes de la guerrilla Ejército de Liberación Nacional), de la mano con la Guardia Nacional Bolivariana”.
Pagan casi 7 dólares para pasar
La mujer, que prefirió resguardar su identidad, precisó que las personas en la trocha “pagan 25 mil pesos (casi 7 dólares) de ida y 25 mil de venida. Casi desnudan a las personas que se ven en la necesidad de pasar más que todo por el tema de las remesas y los giros. Ahora, si usted pasa un millón de pesos, por ejemplo, ellos le quitan 30 mil pesos”.
En cuanto al temor de los connacionales que evitan los 23 Puntos de Asistencia Social Integral (PASI), dos Especiales (PASIE), uno (PASIC), uno para Migrantes Internos (PASIMI) y dos Puntos de Asistencia Social (PAS) desplegados por el Gobierno, refirió que ninguno puede teléfonos inteligentes durante el traspaso.
Porque el que saque un celular en esa zona donde haya hombres armados, se lleva un tiro. Es más, los que viajan con frecuencia pasan con el teléfono oculto e incluso sin batería o apagado. Eso lo hacen los guerrilleros para evitar las fotos o los videos. Uno saca el teléfono cuando ellos no están por ahí”, expuso.
Preocupada por la tensa situación, denunció que “no hay control de nada, pasan las veces que quieren, si están contaminados o no, eso es irrelevante para ellos. Imagínese, ya hay cadenas de distribuidores trocheros en San Cristóbal, la capital del Táchira”.
