El diario plural del Zulia

Marabinos viven un calvario en Semana Santa por cuatro kilos de harina

En Makro se formó una kilométrica cola desde las 8:00 de la mañana. Afiliados denuncian que se da preferencia a personas que no están en fila

El inclemente sol de las 11:30 de la mañana, peleas, insultos, empujones y una larga espera tuvieron que soportar, este Miércoles Santo, los ciudadanos que intentaban comprar cuatro kilos de harina de maíz a precio regulado en el supermercado Makro de la avenida La Limpia. Para ellos no hubo viajes a otros destinos del país ni oraciones en la iglesia. Conmemoraron la víspera de la Pasión de Jesús cargando con una cruz distinta.

El costo de los cuatro kilos del rubro era de Bs. 103.760, la mitad de lo que cuesta solo un paquete en otros establecimientos de la ciudad, donde se marca el costo de Bs. 220.000. Ese era el incentivo para someterse al sacrificio.

Yasmery Arteaga llegó al lugar a las 7:00 de la mañana. Es una de las personas afiliadas y por su número de cédula, que termina en 4, le correspondía ser atendida. De no aprovechar hoy, tendría que esperar su turno hasta la próxima semana. Pero un trabajador le aseguró que no habría venta, al igual que ocurrió la semana anterior. Ella decidió retirarse y cuando regresó, dos horas más tarde, se encontró con que tenía unas 300 personas por delante.

“Cuando uno entra no son esas 300 personas, sino más. Llegan los amigos de los cajeros y pasan primero. Esto es un suplicio”, expresó la madre de familia, quien faltó a su trabajo, como administradora de una empresa, para poder comprar el alimento.

Ventas condicionadas

José Gutiérrez rechazó que a las personas jurídicas, tales como dueños de restaurantes, se les venden tres bultos de harina cada semana, pero solo si adquieren otros productos, como verduras o los diferentes tipos de salsa. El costo del volumen completo asciende entonces a seis o siete millones de bolívares.

“El problema es que también les venden los bultos a los bachaqueros y revendedores. Uno ve cuando llegan y se van en camiones”, afirmó.

Carolina Colman presentó otra queja. Cuando al sitio llega variedad de artículos regulados solo un cajero labora, el resto permanece cerrado durante la jornada. “Lo hacen para que uno se canse y se vaya porque hay mucha gente esperando, quieren que la gente se aburra y desista”. Eso le sucedió este lunes, a las 2:30 de la tarde.

Los presentes añadieron que no reciben un mensaje de texto que los invite a la venta. Solo acuden cuando les corresponde por terminal de cédula. Manifiestan que de esta forma se les mantiene “entretenidos” y sin pensar en otras problemáticas que padecen, como los cortes eléctricos. El día a día se convierte en un camino al calvario duro de recorrer.

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