El diario plural del Zulia

Marabinos combaten zancudos sin repelentes

En el área de artículos de limpieza, de los anaqueles en los supermercados, se encontraban los aerosoles que servían como repelentes de mosquitos, idóneos para combatir los criaderos de zancudos en los hogares, pero desde hace meses el producto se encuentra desaparecido del mercado, según denuncian los marabinos en las largas colas de los establecimientos comerciales.

Aerosoles, cremas y placas eran unos de los repelentes e insecticidas que servían como medidas de protección ante la amenaza de cualquier virus de transmisión de vectores, pero ante la escasez los ciudadanos han optado por crear sus propios repelentes caseros para prevenir el contagio.

Lenis González, comentó que “en mi caso utilizo caña blanca y almidón, lo meto todo en la nevera y luego se unta en el cuerpo así refresca y además aleja los mosquitos”.

Otros prefieren comprar productos en ventas de químicos, José Luis Martínez, vendedor de un establecimiento de productos de limpieza, comentó que “la gente compra mucho el “Hormigón”, lo echan en atomizadores y lo esparcen, funciona y lo compran mucho”.

El frasco de apenas 50 ml tiene un costo aproximado de 600 bolívares. El vendedor, comentó que sus clientes para rendirlo mezclan varias gotas del veneno en un poco de agua.

Ante la escasez del producto, los especuladores lo revenden, aprovechándose de la desesperación de embarazas y padres que temen al virus.

Lísbeth González, con siete meses de embarazo, contó que “en el centro los bachaqueros venden los repelentes a dos mil bolívares, el aerosol”.

Edgar Cabrera, explicó que “en mi casa tratamos de tener todo limpio, sacamos la basura y cuando almacenamos agua la tratamos con gotas de cloro y la tapamos para prevenir”. Mientras que los más radicales prefieren no almacenar el líquido para evitar los criaderos.

Prefiero usar las pastilla de alcanfor, las coloco en las esquinas de todas las habitaciones, así lo hacía mi abuela cuando yo era chiquita y funciona”, enfatizó Diana Acosta.

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