Las Trinitarias: entre la penuria y el olvido
“Vía a Los Bucares a la altura de la licorería Mis Nietos, cruzas a la izquierda, le das todo el tiempo derecho. Yo te voy a estar esperando al final”, es el mensaje que Zandra Obando envió al equipo de Versión Final. Acudimos. Una trilla de arena recibe al equipo. El carro avanza poco a poco. Se queda atascado en lo que parecen dunas.
Las Trinitarias está dividida en siete etapas, ninguna cuenta con red de aguas blancas, ni de cloacas. El alumbrado público también está ausente. Viven en penumbras.
Los que allí residen parecen muy unidos. Debajo de un frondoso árbol están arreglando un carro. Ahí, unas 10 personas conversan y miran como Carlos Romero López, un joven de la zona, arregla unos cables. “Tenemos siete consejos comunales y ninguno hace algo, todo lo que han hecho es robar”, expresa.
Las Trinitarias tiene 22 años de fundada. Sus residentes se sienten menospreciados por los entes gubernamentales. Les duele el barrio que los ha visto crecer y formarse; les duele que otras zonas hayan crecido más rápido. La vialidad es la principal razón por la cual no han podido surgir.
“Teníamos 10 unidades de autobuses y los choferes se vieron en la necesidad de pararlos porque todos los días se les dañaba una pieza”, comenta Hirán Rodríguez, otro de los habitantes. Las aceras están ausentes, y en lo que son las avenidas principales se visualizan bloques rojos triturados, así como toda clase de escombros que han servido para tapar los huecos. Cuando llueve la situación es un caos, nadie puede entrar ni salir de casa.
Sin escuelas
La inseguridad está desbordada. Afecta a dos mil familias de la comunidad. “Viven atracando”, indica Hirán.
La escuela 1° de Mayo, que pertenece a la Gobernación, tiene dos años en remodelación y los niños ven clases en una cancha. La otra institución es la Unidad Educativa Francisco Martínez donde los representantes temen llegar con sus niños porque ha habido hasta tiros. Imploran la presencia de los entes competentes.
