El diario plural del Zulia

Las promesas incumplidas en el Cecilia Pimentel

Una obra más está pendiente desde el mes de mayo del año pasado. La rehabilitación del Hospital Cecilia Pimentel, el leprocomio ubicado en La Concepción, se mantiene en espera y los 14 pacientes que allí conviven, luego de ser curados del mal de Hansen (Lepra), aún guardan las esperanzas, entre llamados de auxilio.

La lista de lo que falta y lo que no hicieron aún, se hizo larga en la voz de Juanita Yépez, quien desde pequeña perdió la vista, pero no su buena memoria. Recordó cómo junto a su amado esposo, Jairo Portillo, llegó al centro de salud. “Hace 20 años llegamos aquí, nos enviaron desde el Hospital Dermatológico Dr. Martín Vegas, en el estado Vargas”. Hace dos años y medio se quedó sin su mitad, tras el fallecimiento de su esposo y única compañía.

datosversionfinalJuanita pensó durante unos segundos por dónde comenzar, hasta que con voz enérgica relató: “Desde hace dos meses y 21 días no tenemos material de limpieza, las camareras no hacen más que barrer, porque no cuentan con ningún tipo de detergentes”.

Una obra que estipulaba la construcción de 44 habitaciones, dotadas con mobiliario y equipamiento médico, tan solo dejó la demolición de áreas anteriormente habilitadas que hoy están fuera de servicio; como las salas de baño. “Es asqueroso. Tenemos un solo baño para los 14 pacientes. Debemos turnarnos para bañarnos y hacer nuestras necesidades. Yo me lleno de ira cuando tengo que ir al baño y no puedo”, exclamó Juanita.

La valla que inicia el camino hacia el Cecilia Pimentel indica que la inversión fue de tres millones 801 mil 608 bolívares. La infraestructura la desmiente. La contratista que desde hace un año trabaja en el hospital deja la construcción a medias cuando se quedan sin material. “Vinieron, pintaron y dejaron eso así”. Empezaron nuevamente a instalar los cables para los supuestos aires, pero se les terminó el material y se fueron. “Esto y que lo iban a poner como una clínica, y nada, solo promesas”, lamentó Juanita, quien conoce a la perfección el lugar, como si algún día sus ojos lo hubiesen visto.

Brilla por su ausencia

Hace meses que los pacientes no le ven la cara a Johanna Luzardo, directora del centro hospitalario. Juanita aseguró que ni se asoma por allá, y cuando va es a la oficina de dirección y se marcha. “La directora dice que ella no puede hacer algo, porque no tiene presupuesto, y ¿dónde está la inversión?”.

La parte asistencial y la dedicación del personal de enfermeros es el único alivio de los pacientes, a pesar de las carencias de insumos y materiales médicos. Son una familia. Por la mañana funciona la vacunación y las consultas. Por la tarde tan solo quedan dos enfermeros, entre ellos Rosita. Ella desborda atenciones para quienes desde hace más de 30 años son como su familia.

Medicinas no hay, ni tensiómetro tiene la emergencia. A los pacientes que tienen enfermedades crónicas como diabetes y que convulsionan, los familiares les envían los tratamientos. “Los otros tan solo sufrimos pequeñas secuelas del mal de Hansen y no requerimos tratamientos constantes”, detalló Juanita, mientras su enfermera Rosita la guiaba del brazo hasta su habitación.

El laboratorio hace dos meses no funciona, la enérgica Juana dice que cuando llueve “primero escampa afuera que adentro”.

Los pacientes no tienen ropa, están prácticamente desnudos. La señora Margarita de Arias quedó en llevarles ropa usada y nunca más se apareció por el lugar. Cuatro de los 14 pacientes necesitan usar sillas de ruedas; las que tienen, ya no dan para más.

Las visitas del gobernador Francisco Arias Cárdenas y su esposa, o del secretario de Salud Richard Hill son cortas y esporádicas. Luego de ellas no hay cambio, todo se queda en palabras y obras inconclusas.

Lo que no han hecho

La promesa fue mejorar el área de hospitalización, realizar trabajos de impermeabilización, construcción, remoción y colocación de frisos en paredes, pintura exterior e interior, reparación de puertas y ventanas, mejoramiento del sistema eléctrico, instalación de interruptores, tomacorrientes, tableros, lámparas uorescentes y piezas sanitarias, entre otros. 28 aires tipo split de 18 mil BTU serían instalado.

Con la intervención se garantizarían 44 habitaciones para la atención de pacientes, y se dotarían con el mobiliario y equipamiento médico necesario para el funcionamiento pleno de los servicios que allí se prestan. Estas sólo son las promesas incumplidas.

Infinidad de llamados le hace Juanita a los dirigentes del Gobierno en los que todavía confía. A diario llama a la radio y envía mensajes claros al Gobernador y al secretario de Salud. “Arias Cárdenas, Richard Hill, acuérdense de nosotros por favor. Ojalá que esta situación llegara a oídos del presidente Maduro, para que nos ayude”.

Lea también
Comentarios
Cargando...