El diario plural del Zulia

La insistencia de mostrar el don especial del ser humano

Arcaciel significa arcoíris en francés. Y es que son los colores, esos que salen luego de una gran tormenta, los que indican la paz que está por llegar.

Ante las adversidades ha vivido ella, le tocó ser madre a los 21 años, pero nunca pensó que en su vientre se formaba, al compás de la música clásica y lecturas, su más bonita lección de vida.

A Carolina Chaparro la hace destacar la luz de sus ojos. Recuerdo que el día que nos conocimos, yo buscaba una escuela técnica ubicada en San Jacinto, y de toda la inmensidad del espacio, ella solo tenía un salón. Ahí había nacido Arcaciel, la fundación que formó para educar a su hijo Rafael, y con el tiempo a unos 60 chamos con discapacidad intelectual. Una guerrera.

Hablar con Carolina es poner primero a su “Rafa”, y es que él hizo de ella una mujer íntegra, motivada, y entregada a una lucha donde la “inclusión con propósito” es la meta. Hablar con ella es escuchar antes el discurso de “Rafa”, que habla de sus medallas, de las olimpiadas nacionales donde ha participado, de las premiaciones, y de su mamá. Porque “Rafa” hace su discurso empezando y terminando con su mentora de vida.

Y ella lo admite. Es administradora con título universitario, pero “Rafa” la llevó a estudiar psicopedagogía. Carolina cuenta que cuando su hijo pasa a primer grado, la maestra fue sincera, el pequeño no mostraba la misma capacidad de avance que los otros pequeños, se le delataba hasta en su trazado, a ella le pegó porque “‘Rafa’ nunca mostró alguna condición, siempre ha tenido exceso de hiperactividad, pero nunca lo vi como algo malo”, y es así, 23 años después y “Rafa” mantiene intacta su adrenalina.

“Cuando ‘Rafa’ fue evaluado desde lo psicológico me dijeron retardo mental moderado, y a nivel neurológico una disfunción cerebral mínima; es decir hay un problema orgánico en él que interfiere en su proceso de aprendizaje, no quiere decir que no lo va alcanzar, sino que necesitará un mayor reforzamiento y recorrido para lograrlo”.

Mamá especial

Carolina es especial. Aquella mañana no me dejó ir; abrió la puerta del aula y me mostró todo su esfuerzo, el resumen de todos sus días, y me contó los proyectos que con mucha constancia ha podido realizar.

Antes de ser madre de “Rafa”, era bailarina, modelo, artista a tiempo completo, y el teatro era su puente con ese mundo que ahora reconoce en su hijo y que le logra avances en una comunidad de chamos con discapacidad, desde sus movimientos, hasta sus habilidades para afrontar la sociedad.

Lo cuenta todo en tono veloz y se asombra por sí misma de lo que pudo lograr, ella criada en el municipio Rosario de Perijá ha cambiado vidas y motivado a muchas más. “Arcanciel no es la misma que formamos hace ocho años, evolucionamos, para ellos, por ellos, y la realidad social”.

La razón de querer ser una mamá especial nunca fue destacar a su hijo, al contrario, pero todo los avances que logra con el resto de los niños y sus familias es porque un día se lo planteó como madre; ¿Qué hará cuando no esté?, se lo pregunta y sonríe confiada, pues piensa que su “Rafa” podrá estar a salvo con todas las herramientas que desde la docencia y la maternidad le ha enseñado.

“Debo dejar en él una persona lo más independiente posible, para que quien tome mi relevo, solo aporte algo mínimo, porque lo dejé formado para la vida”.

Es la directora de su fundación, además de ser docente, y madre. Es amiga y compañera de padres y estudiantes, que desde sus didácticas los involucra en la realidad social, desde enseñarlos a comprar, hasta entender cuándo atravesar la calle, y cuándo tomar asiento. Pero insiste, el trabajo no se hace solo, para decir “sí se puede”, lema además de la fundación, se debe trabajar en equipo.

“Hay que involucrarlos a todos, desde los empresarios, hasta los vecinos, todo con lo que ellos interactúan, especialmente la familia, donde ellos deben ser el ancla del joven y pedir respeto, inclusión, porque siempre dicen, ‘él no va a saber, no entiende’, y no es así”.

Abrir la mente, saber que son seres humanos, que también pueden estar en el cumpleaños del primo, o conversar con amigos, y hasta salir a la tienda. Carolina sigue luchando, aunque ahora con una aula nueva de capacitación laboral, lograda con el apoyo de la empresa EPA, insiste, lucha, y va por más, porque “sí se puede”.

 

 

 

 

 

 

 

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