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Entre gusanos caminan los habitantes de Cujicito

Por más se cinco años comunidad de Idelfonso Vázquez vive entre las aguas negras. Las tres bocas de visita desbordadas sirven de depósito de abortos, según denunciaron los vecinos del barrio.

La señora Deisy Col debe entrar y salir de su bodega, pues quedarse implica aguantar la respiración ante el olor putrefacto que sale de una tubería de aguas negras que colapsó hace más de cinco años. El caos en el barrio Cujicito es tan impactante, que se ha comido unos 70 metros de carretera, todo el asfalto de sus calles, y lo que queda está inundado de sipa y gusanos.

En los 50 años que lleva la señora Deisy viviendo en el barrio que se ubica en la parroquia Idelfonso Vázquez, nunca había sido víctima de la decadencia comunal, y es que por la zona, las autoridades no pasan desde hace diez años, y esto los ha hundido en el olvido.

Sus calles no tienen asfalto, y el problema de las aguas negras ha desatado diarreas en pequeños y adultos, escabiosis; además de la imposibilidad de transitar libremente por la comunidad.

“Esta era la vía de los carritos de Cujicito, pero no se puede pasar por aquí, no podemos ni salir”, señaló Beatriz Criollo.

Por más de cinco calles el moho, la sipa, y los gusanos se exhiben, están pegados a los frentes de las casas, las madres de familia no dejan salir a los infantes, mientras que otras los protegen con botas plásticas y tapa bocas.

“Son cientos, tiene hasta colas”, expresó con asco, Nubia Araujo, vecina de la zona, y vocera comunal. Los hombres de la comunidad manifestaron su descontento por las fallas que han perjudicado hasta la escuela La Resistencia, colapsada de aguas negras y gusanos.

Según los hombres del barrio, se destinaron 2 mil 500 millones de bolívares para reparar unos seis tubos que fallaban en la red, pero el trabajo se hizo a medias, y el resultado es una comunidad marginada y ensipada.

Aunque Hidrolago ha ido en dos oportunidades, las soluciones no se han notado. La última visita la recibieron en el mes de junio y el bote de aguas negras continua. Este derrame afecta a todos los sectores que componen la parroquia Idelfonso Vázquez, pues “el agua que sale de aquí llega hasta el colegio Santa Inés que queda como a una hora de aquí”, aseguró la señora Araujo.

En la casa de Minerva Hernández las puertas siempre están cerradas, pues el olor se impregna y es imposible si quiera asomarse. “Esto genera más calor, se me sube la tensión, pero no sabemos si es peor el olor o el malestar que nos genera”.

La comunidad espera por soluciones, que Hidrolago resuelva la crisis que mantiene a los niños y ancianos enfermos, además que coloquen las tres tapas a las bocas de visitas que fueron hurtadas, y que ahora sirven hasta de depósito para abortos, según señalaron los vecinos.

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