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Gobernación atiende el Hospital Cecilia Pimentel

En respuesta al trabajo publicado por Versión Final el día de ayer, en cuanto a la situación de deterioro latente en las instalaciones del Hospital Cecilia Pimentel, en La Concepción, el gobernador Francisco Arias Cárdenas visitó el centro asistencial con la finalidad de retomar la obra, que se estaba paralizada desde hace un año.

“Junto a los secretarios de Salud e Infraestructura inspeccionamos la rehabilitación del Hospital Cecilia Pimentel”, publicó Arias Cárdenas a través de su cuenta en Twitter @PanchoArias2012. Durante el recorrido el Gobernador inspeccionó las áreas de la institución de salud y le dio la responsabilidad de la rehabilitación a la autoridad regional en Salud, Richard Hill y al secretario de Infraestructura, Jairo Ramírez.

En el centro de salud son atendidos 14 pacientes, en su mayoría desde hace más de 30 años cuando fueron trasladados desde la isla La Providencia, tras ser curados del mal de Hansen (Lepra).

El abandono está latente

Los pasillos del Hospital Cecilia Pimentel reflejan el deterioro de 31 años de servicio y un sinfín de ofrecimientos inconclusos. Algunos de los pacientes que conviven en este centro se levantan con la esperanza de que ese sea el día en que llegue lo prometido; equipos médicos, aires acondicionados, espacios aptos y remodelados. “Sea como sea la comida, es lo único que no nos falla gracias a Dios”, comentó Juanita Yépez, interna en el Cecilia Pimentel hace más de 20 años. Ella vivió la transformación.

“Antes comíamos de todo, variado en las tres comidas, ahora comemos lo mismo en el desayuno, almuerzo y la cena”. La comida no les falló en esta ocasión, este mes recibieron un buen cargamento de alimentos; pollo, carne, frutas y verduras. Pero no siempre es así. Las cocineras que todos los días preparan los alimentos que los pacientes se llevan a la boca, y que sirven en el Hospital casi desde su inauguración, en ocasiones deben “hacer de tripas corazón”, y colocar en los platos lo poco que tienen en los estantes de la cocina o incluso contribuir desde su generosidad para que los abuelos no se acuesten sin comer.

“Cuando falta la comida tenemos que traer de nuestras casas para darles a nuestros viejitos”, aseguró una de las cocineras del centro médico quien prefirió el anonimato. En ocasiones el menú se reduce a arepa con mantequilla, o tan solo arroz con arepa. “Rendimos hasta donde podemos para darles a todos, pero no es fácil”, dijo la trabajadora del lugar.

Cada 15 días o un mes deberían llegar los cargamentos desde la Misión de Mercal; pollo, carne, queso y verduras, además de arroz, harina y granos es lo que reciben cuando todo llega completo. No tener que cocinar les preocupa, recibir grandes cantidades de comida también.

Las cavas de congelación y conservación donde deberían almacenarse los alimentos tienen años dañadas. Verduras y frutas se han perdido por falta de refrigeración. En una cava pequeña que ya funciona a medias es donde resguardan los alimentos más importantes.

Peligro latente

La cocina es una bomba de tiempo. Las estufas están viejas y corroídas por el óxido. Tienen fugas de gas y un solo descuido por parte de las cocineras podría originar un accidente que comprometa la integridad física de pacientes y el personal obrero. “Tenemos que cerrar las llaves de paso del gas cuando nos vamos, y cuando estamos aquí mantenemos las hornillas encendidas, así no estemos cocinando. Nos da miedo que las empleadas de la otra guardia no cierren las llaves, se acumulen los gases aquí y cuando nosotras entremos suframos un accidente”, relató la cocinera.

Un estante viejo sostiene las pocas ollas, pailas, y utensilios que en ocasiones se quedan sucios por falta de detergente. Con una voz llena de lamento la trabajadora relató: “Es un peligro trabajar en esta cocina. No tenemos ollas ni utensilios para preparar los alimentos, cocinamos con sacrificio, pero lo hacemos por los pacientes”.

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