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Facultad Experimental de Ciencias, el marginado patrimonio histórico de LUZ (II)

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De patrimonio histórico de LUZ a completo abandono. La Facultad Experimental de Ciencias (FEC) de La Universidad del Zulia se ha llevado la peor parte de la crisis presupuestaria y de inseguridad que hostiga a la máxima casa de estudio de la región. Pasó de formar grandes científicos e investigadores a vivir un prolongado cierre técnico, sin un ápice de esperanza de revertirlo.

Visitar los módulos de la FEC, donde se impartían clases de química, física, biología, computación, antropología y matemáticas, es desalentador. La soledad impera en el gran edificio… un abrumador silencio, restos de cables y vidrios regados en el suelo, una veintena de laboratorios desvalijados y fuertes olores por el derrame de sustancias químicas. Este es el resultado de los incontables robos en el lugar.

El Observatorio de Derechos Universitarios de Aula Abierta registra, desde marzo de 2020 hasta el 31 de enero de 2022, 71 ingresos del hampa en LUZ. Pero esa cantidad sobrepasa por mucho los hurtos de los que ha sido víctima solo esta facultad.

“No saben ellos (ladrones) el daño que le hacen a la nación al destruir todo esto. Estar aquí es terrorífico, estamos en total olvido”, comenta José Ortega, decano encargado de la FEC. “Esta ha sido la zona más afectada porque ya no es que rompen una ventana o quitan un vidrio, ahora se llevan hasta las puertas y destruyen todo”.

No hay clases presenciales desde marzo de 2019, luego del mega apagón de siete días, cuando arrancaron gran parte del cableado. Desde ese momento hasta la actualidad, la indolencia reina por parte de las autoridades universitarias y los gobiernos regionales de turno.

“Aquí está comprometido el futuro de la región. Hemos expuesto la situación muchas veces pero no hemos obtenido una respuesta concreta y seguimos en lo mismo. Hemos estado tratando de resguardar los equipos que aún no se han robado”, asegura Ortega en conversación con Versión Final.

El llamado de atención sigue, “es urgente que alguien venga y trabaje con nosotros por la recuperación de todo esto. Somos patrimonio histórico de LUZ y hoy estamos en ruinas”, mantiene el principal representante de la facultad, espacio que cumple 50 años el año entrante.

Ninguno de los cuatro módulos cuenta con servicio eléctrico. Solo en 2019 fueron robados 270 metros de cable de alta tensión, lo que imposibilitó el regreso a las aulas. Hoy abundan los terrenos baldíos y la maleza cubre la vista.

“En el caso de química, biología y física es cuesta arriba dar clases a distancia porque los muchachos necesitan sus prácticas, estar en los laboratorios, hacer experimentos”, explica, aunado al hecho de que gran parte de los profesores y alumnos abandonaron la facultad luego de meses de espera.

Alerta de una mega catástrofe química

En el departamento de Química el daño ha sido abismal. No hay un lugar que no haya sido destrozado. Asegura Ortega que las pérdidas son multimillonarias, “son realmente incalculables, estamos hablando de miles de millones de dólares”.

Sin embargo, alerta que su mayor preocupación es el riesgo latente de una catastrófica explosión en el depósito de reactivos del departamento de Química. Lo define como un cuarto donde hay sustancias muy peligrosas para el humano si no se manejan con precaución.

Para entrar al lugar se requiere el uso de un traje especial, con el que no contaba al momento del recorrido hecho por el equipo de Versión Final.

“Todos los gases están concentrados en ese lugar. Esos reactivos necesitan estar en un lugar frío y, como no hay electricidad, las altas temperaturas los sobrecalientan y podría haber una mega explosión que causaría daños significativos en el perímetro. Sería una catástrofe”, explica.

El escenario es tan grave que ya puede notarse en la pared y el suelo que dan al exterior la corrosión causada por los químicos. “Deben venir equipos especializados y hacer una inspección para saber qué hacer. Es realmente grave y a nadie parece importarle”, reitera.

Muy cerca de la zona de alarma está el laboratorio de electrónica molecular, vandalizado en múltiples ocasiones. Entre los equipos tecnológicos que en algún momento se utilizaron para experimentos, Ortega menciona “una incubadora, un recirculador, un evaporador a presión reducida y microondas para reacciones químicas”.

Solo este último ronda los 15.000 dólares. De este centro de estudios prácticos, los delincuentes se han llevado equipos y “rompen los aparatos para sacarle el cobre, eso es lo que les interesa”.

Claro que al sacarle el cobre los dejan inutilizables y repararlos es sumamente costoso”, asegura el también profesor.

LUZ, la alma mater que se niega a morir (I)

Lo mismo ha ocurrido en el laboratorio de resonancia magnética nuclear, donde él trabajaba. Han desmantelado algunas máquinas y una de ellas, asevera, es la única que hay en Occidente. “Ellos (vándalos) no saben con lo que se están metiendo, no les importa la educación”, enfatiza.

Asimismo, denuncia que los delincuentes han sustraído las conexiones internas (de cobre y bronce) del cromatógrafo de gases, el destilador de agua y un HPLC con detector de espectrometría de masa-masa, “equipos sumamente importantes para las investigaciones”.

En cuanto al departamento de Física, la pérdida más reciente ha sido la del difractómetro de rayos X, “que vale millones de dólares y desmantelaron totalmente”.

El aparato, que pertenece al Ministerio de Ciencia y Tecnología, tenía dos años allí. Era utilizado para proyectos investigativos entre LUZ, el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y el Instituto Zuliano de Investigaciones Tecnológicas (Inzit), ubicado en La Cañada de Urdaneta.

“El coste en equipos de laboratorios, por lo chiquito, es de 200 mil dólares y es solo un cálculo”, alega la autoridad de Ciencias.

El olvidado Patrimonio Histórico de LUZ

La cuna de científicos nació el 9 de julio de 1973 para desarrollar las actividades experimentales de la universidad. Los trabajos realizados por sus profesores eran tan brillantes que la FEC fue referencia en Venezuela y en el mundo, una posición que anhela recuperar.

Pero su historia local es mucho más profunda. Originalmente, en sus terrenos funcionaba el Aeropuerto Internacional "Grano de Oro", inaugurado y abierto al público el 19 de diciembre de 1929.

Fue cerrado el 13 de noviembre de 1969 meses después de un accidente donde fallecieron las 84 personas a bordo del avión y 71 personas en tierra, totalizando 155 muertos y 100 heridos.

Lo que anteriormente era la Torre de Control del aeródromo es hoy conocido como el “Edificio Amarillo de Grano de Oro”, donde funcionaba el Decanato, algunos salones de clase y la sede de Danzaluz, corazón del Departamento de Danza de la alma mater.

En 1974, la edificación fue declarada Patrimonio Histórico de LUZ.

Esta estructura histórica, que reposa entre grandes espacios cubiertos de gigantes árboles y abundante maleza, también ha sido blanco del crimen organizado y requiere mantenimiento urgente.

Se llueve todo por dentro. Creemos que la biblioteca está infestada de hongo”, añade Ortega. Solo para impermeabilizar este lugar el presupuesto es de 68.000 dólares, sin contar los gastos de pintura, frisado, limpieza y reacondicionamiento.

La dificultad de rehabilitación de estos espacios aumenta por ser la FEC la facultad más grande dentro de la Ciudad Universitaria y, por ende, aumenta la dificultad de custodia policial. En los módulos, después de las 3:00 de la tarde, “no se ve ni un alma, da terror”.

“Los cuerpos policiales, al igual que el grupo de la Dirección de Seguridad Interna (DSI), están prestos a cuidar los cuatro módulos pero piden como condición tener electricidad y desmalezar los alrededores. En el día están los DSI pero en la noche nadie se queda y es cuando los ladrones aprovechan”, refiere.

Nadie ve a los malhechores pero todas las noches visitan la FEC. “Cuando revisamos al día siguiente siempre se han metido en algún lugar. Eso da una idea de qué tan desprotegida está la facultad”, argumenta Ortega.

Recuperar la electricidad costaría más de $ 150 mil

Además de desvalijar los laboratorios, “se han llevado todo lo eléctrico”, desde cableado interno y cajetillas hasta vaciar los cuartos de electricidad. Es un desastre por donde se vea.

Ventanas, paredes y puertas rotas. Los “amigos de lo ajeno” cortan las protecciones de los aires e irrumpen donde quieran. De los aires acondicionados solo quedan los caparazones.

En 2020, recuerda el decano, el presupuesto para electrificar la zona era de 150 mil dólares. En la actualidad, esa cifra podría haberse duplicado, y el poco presupuesto otorgado “solo alcanza para comprar escobas y rastrillos”.

Pareciera que la FEC no tuviera dolientes. Esto está irreconocible”, lamenta Ortega, al tiempo que levanta su voz para hacer un llamado a las autoridades a voltear su mirada a esta, una de las facultades más importantes de LUZ.

En el cuarto de gases también se robaron todos los cilindros y hurtaron cuatro bombas de agua, de las ocho que tiene la academia de Ciencias.

Por si fuera poco, las pérdidas no solo han sido materiales. Con los hurtos se ha perdido información valiosa de la facultad.

“Por ejemplo, los servidores de la Dirección de Tecnologías de Información y de Telecomunicaciones de LUZ (Dictiluz), donde están todos los procesos informáticos de la Universidad, quedaron sin electricidad. Por ahora funciona en el Rectorado Nuevo”, sostiene.

“En el módulo 2 hay laboratorios de docencia e investigación, donde se perdieron un número importante de equipos. Y en los de investigación ni se diga el desastre que hay. Ahí sí se ha visto la pérdida económica de todo este desastre, información valiosa que se perdió en las computadoras”, aclara.

Igualmente, la oficina del Sistema de Carga de Notas (Sacan) de la FEC fue víctima de robos. “Se llevaron la reja y desbarataron todo adentro”, agrega. “Menos mal todo lo que tiene que ver con la información de los estudiantes tiene respaldo”.

Lo que más siente, expresa, es que los trabajos de investigación también se estén destruyendo.

“Es más fácil mudarnos y empezar de nuevo”

Es tal la ruina que Ortega, junto a colegas que aún hacen vida en la facultad, creen que sería mucho más sencillo conseguir otro lugar donde reiniciar las actividades, con una posible ayuda de la empresa privada.

Es una suma de dinero demasiado grande la que se necesita para levantar este lugar y volver a ser lo que alguna vez fuimos”, declara. “Se trata de electrificación, impermeabilización, pintura, frisado, desmalezamiento, acondicionamiento… y pare de contar”.

En este momento están tratando de extraer los equipos de laboratorio, sobre todo los que aún quedan funcionales, a un lugar seguro pero necesitan “mucho” apoyo.

A las acciones se le suma la recuperación del Museo de Biología, una Dependencia del Departamento de Biología de la FEC. Lo que alguna vez fue uno de los centros de investigación más importantes del país, hoy está en la nada.

El espléndido lugar exhibía todas las especies que los investigadores descubrieron décadas atrás tanto en el estado Zulia como fuera de la región. Los esqueletos de una jirafa y de un manatí aún están en la exposición que compartían con el de una ballena Orca, cuya osamenta fue destrozada.

Los demás especímenes de animales disecados, como cangrejos e iguanas, fueron resguardados en un almacén al que no se debe acceder sin protección por el fuerte olor a formol.

Los ejemplares que reposan en la biblioteca de especies animales fueron revueltos y lanzados al suelo, al igual que las colecciones de publicaciones de la universidad. “Ellos nunca se van a robar un libro. La delincuencia ha llegado a tal punto que a veces no roban, sino que solo destruyen, como a maldad”, opina Ortega.

Así como en el museo, los antisociales violaron la puerta de un laboratorio cercano donde se hacían experimentos de piscicultura. En las piscinas, de cristal y de concreto, se realizaban estudios con diferentes tipos de peces para mejorar la crianza.

Rememora Ortega que, aunque las clases comenzaron a disminuir en 2018, siempre había profesores trabajando en sus laboratorios. El robo de los cables eléctricos fue el comienzo del caos.

La ciencia es el futuro

En la FEC podía hacerse infinidad de análisis, desde control de calidad en muestras de alimentos hasta análisis de productos de uso en la industria petrolera.

Para la profesora del departamento de Química, Ana Cáceres, la “ciencia es el futuro” y es la que determinará el destino de la humanidad.

“Nuestros programas de posgrado de maestría en microbiología e inmunología tienen más de 30 años. La maestría en ecología, maestría y doctorado en química, maestría de antropología tienen una antigüedad de 25 años, como la maestría gerencia en ciencia y tecnología”, comenta.

Y agrega: “Sin la ciencia no somos nada. Si no podemos desarrollarla se compromete nuestro futuro. Tanto que ha dado esta facultad y hoy no tiene dolientes, nadie se ha ocupado o preocupado por ayudarnos a resolverlo”.

Cáceres se muestra dolida por el hecho de no poder realizar investigaciones debido al desvalijamiento de los equipos y a las condiciones actuales de la FEC.

“Nuestra facultad ha prestado espacios, por ejemplo, a la Facultad de Arte. (…) Pero ha sido casi imposible encontrar quien nos dé un área para nuestro funcionamiento temporal, que nos permita ofrecer nuestras fortalezas”, refuta.

Posible regreso al “Edificio Amarillo”

La misma idea comparte Ortega, quien espera un regreso paulatino a las actividades escolares a principios de julio.

La existencia de la universidad son los estudiantes. La semana pasada se hizo el proceso de recepción de nuevos estudiantes, censo e inscripciones, y hay cerca de 800 alumnos, entre activos y los asignados por CNU”, informa.

El plan, explica, es rehabilitar el “Edificio Amarillo de Grano de Oro” e impartir clases allí, aunque está gestionando espacios en otras facultades, como la de Veterinaria. “Hay una parte, por supuesto, que será a distancia”, admite.

“En Humanidades han puesto a la orden los laboratorios para Química y Biología. Nos estamos organizando para eso, cuántos laboratorios se necesitan, cuántos días a la semana, cuántos estudiantes van a materias con laboratorio”, argumenta el decano.

Menciona que hay estudiantes en el último semestre esperando solo regresar para graduarse, “no es posible tanta indiferencia”.

La apatía gubernamental y de los mandos universitarios ha sido una gran muralla para la Facultad Experimental de Ciencias.

Pisar su vasto territorio es desesperanzador y hace pensar que la magnitud del daño al patrimonio zuliano es prácticamente irreversible.

 

Continuará…
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