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Enfermera del Sahum: "14 compañeros se han ido por miedo a contagiarse"

El personal sanitario del Hospital Universitario de Mracaibo, asegura que "solo nos dan un mono quirúrgico, una bata de cirujano, dos tapabocas de los normales de tiras, no mascarillas N95 de las que deberíamos usar, y un par de guantes” para cumplir todas sus jornadas laborales 

La proliferación de casos confirmado de Covid-19 en Maracaibo, desató una situación “horrible” en el Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo (Sahum) y al menos 14 enfermeros prefirieron irse por “miedo a contagiarse”.

Pilar, como pidió ser llamada para resguardar su identidad, es una enfermera con 15 años de experiencia que trabaja en el Sahum y manifestó que ha visto irse a 14 compañeros del hospital “por miedo a contagiarse”, según reseña AFP.

La empleada de Sahum, precisó que espera su resultado de la prueba PCR para “no regresar más” a trabajar, pero demora semanas y denunció fallas en el suministro de implementos de bioseguridad en ese hospital.

Corresponden tres cambios mínimos por turno, pero solo nos dan un mono quirúrgico, una bata de cirujano, dos tapabocas de los normales de tiras, no mascarillas N95 de las que deberíamos usar, y un par de guantes”, sostiene la enfermera.

Otras de sus preocupaciones, es la falta de aire acondicionado en algunas alas del edificio, porque se han convertido en “un infierno”, en una zona con temperaturas sobre los 40 grados centígrados y azotada por apagones que suelen prolongarse por horas, relata la mujer.

La falta de agua y la escasez de insumos completan el cuadro, con personal de salud moviéndose por los pasillos con batas empapadas de sudor.

“Si no lleváis agua de tu casa al hospital no te podéis bañar. Tenemos que carretear (cargar) botellones de cinco litros”, comenta Pilar. La precariedad, agrega, ha provocado una veintena de fugas de pacientes diagnosticados con el nuevo coronavirus.

El hospital fue intervenido y Pilar reconoce que la nueva dirección comenzó a “hacerle cariñitos” a la instalación, aún insuficientes.

La precariedad se repite en otros sitios habilitados durante la emergencia. Pilar sigue de cerca los padecimientos de una compañera contagiada que lleva más de 30 días aislada en un hotel convertido en centro de cuarentena. “Un día me llamó a las cinco de la tarde. Todo el día sin comer”, dice.

Con hospitales y hoteles repletos, las autoridades zulianas empezaron a usar estadios, universidades y bibliotecas para aislar a pacientes asintomáticos.

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