El diario plural del Zulia

Derrame de crudo afecta a pescadores

Trabajadores de la pesca temen un brote de enfermedades, producto del olor que desprende el oro negro en las costas sureñas

Un nuevo derrame de petróleo afecta las costas del municipio San Francisco y zonas de La Cañada de Urdaneta. Ayer, unos 1.000 pescadores quedaron varados en las orillas de la playa, al ser sorprendidos por la espesa y extensa mancha de crudo. No se atreven a zarpar sus embarcaciones porque el gasto sería mayor, pues podrían perder los motores y los chinchorros.

Los pescadores no saben de dónde viene el hidrocarburo ni qué ocasionó la efusión. Consideran que todas las afectaciones que han tenido los últimos años, provienen de una o varias roturas de las tuberías del muelle Blanco de la refinería Bajo Grande.

Los trabajadores de la playa San Benito y otras aledañas, comentan que hay más de 15 kilómetros impregnados del oro negro. “Es imposible realizar la faena de pesca. Estamos con las manos en la cabeza al no poder llevar el sustento a nuestros hogares”, señala José González, trabajador del área.

El municipio La Cañada de Urdaneta también se encuentra afectado. El 100% de la recolección de camarones y cangrejas se pierde porque nadie se atreve a comprar un producto lleno de petróleo. Según los pescadores, la opción de lavarlos no es factible, porque apenas logran salvar un 15% de los crustáceos.

Muchas son las asambleas y reuniones que realizan con los voceros de los consejos de pescadores de la zona, pero denuncian que las soluciones escapan de sus manos si la empresa petrolera no ataca el problema y realiza los mantenimientos necesarios para evitar los constantes derrames de petróleo.

Eligio Quintero tiene 15 años pescando en San Francisco y asegura que “da dolor cómo un reservorio natural tan importante pasa desapercibido por las autoridades. Solo les importa el lucro propio y no el bienestar de la naturaleza ni de sus habitantes”.

Para el trabajador de la pesca, este nuevo derrame traerá más enfermedades, no solo a quienes realizan el trabajo, sino a sus familiares. El vapor y olor que emana el petróleo ha dejado secuelas en algunos niños. Los problemas respiratorios y en la piel se generaran casi de inmediato.

Los afectados piden a los representantes del Gobierno y al Ministerio del Ambiente su intervención para evitar más derrames.

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