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Denuncian presencia de peligrosas bacterias en el HUM

Entrar a un hospital en la entidad zuliana ya no es garantía de cura. Los familiares lloran a sus enfermos porque entran con complicaciones menores pero les espera un futuro incierto.

En el transcurso de este mes, se confirmaron dos fallecidos en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo (Sahum), como consecuencia de infecciones causadas por bacterias. Las personas que llegan con algunos síntomas o enfermedades lograron ser curadas pero debido a que se contagiaron con los microorganismos que rondan en las salas A y B de la edificación, no han logrado salir del hospital.

La supervisora de clínicas y hospitales, y representante del Ministerio de Salud en el estado, Benita Martínez, declaró que las personas perdieron la vida “a causa de sepcia producida por bacterias dentro del área de la UCI”.

Milanny Castellanos, quien tiene a su padre Alirio Fernández, de 66 años, hospitalizado en una de las habitaciones, compartió su historia. “Él entró aquí por un infarto, llegó con líquido en los pulmones y por ello lo tuvieron que intubar y hacer una traqueotomía. Ya tiene casi un mes en el hospital y tres semanas en UCI”.

Los doctores le informaron a Castellanos y a su familia que estaba bien. Después de unos días, se contagió con una bacteria que le infectó la sangre y eventualmente la orina. “Ahora la tiene por todo el cuerpo. Hasta la bacteria hizo que su marcapasos dejara de funcionar. Los doctores esperan a que fallezca”, comentó con lágrimas en los ojos. Su padre está muriendo por complicaciones de las bacterias cándida y esta lococo.

Otras de las dificultades que enfrentan los pacientes son la falta de aire acondicionado, de insumos médicos para tratar sus enfermedades y la presencia de moscas en las salas. “He tenido que espantarle los insectos de la pierna a mi padre. Eso no es higiénico”, declaró.

Según ella, la respuesta de la administración del hospital fue que están en la búsqueda de los medicamentos. Los familiares y visitantes se ven en la obligación de suministrarle al centro asistencial todo lo necesario para atender a sus enfermos. Vasos, batas, guantes, inyectadoras, entre otros insumos deben llevar como garantía de que serán atendidos. Algunos han tenido que vender sus pertenencias para costear los gastos.

Una situación similar vive María Ortigoza quien llevó a su hijo Ángel Guillen, de 52 años, a la emergencia, por hipoglucemia (bajos niveles de azúcar) e ingresó hace 15 días en el hospital: “Debido a la contaminación ahora tiene una neumonía crónica, tuvieron que intubarlo y ahora anda en esa sala sin aire, empeorando”.

Cada visitante tiene solo una hora para ver a sus seres queridos y algunos hasta duermen en la sala de espera en unos sofás camas, donde guardan los insumos adquiridos, ropa y comida.

Los gastos varían de acuerdo al tratamiento. César Cruz tiene a su madre hospitalizada desde hace tres semanas y actualmente tiene el virus del Escherichia Coli (E. Coli). Por complicaciones relacionadas a una hemorragia está en un coma inducido. El joven gastó “entre 13 y 30 mil bolívares en medicinas”, tan solo en una semana.

El padre de Castellanos tiene que ser inyectado 10 veces al día con Anfotericina B de uso hospitalario, y cada frasco de medicina cuesta 35 mil bolívares, pero lo más difícil de pagar es la estadía diaria.

Benita Martínez aseguró que actualmente se encuentra en el proceso de evaluar la situación, donde afirma que está en comunicación con el ente y con esa que “la respuesta ha sido la misma: hay que esperar y tenemos deficiencias. Hay que tener una solución a mediano-corto plazo”.

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