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Decreto de emergencia humanitaria salvaría vidas

En este albergue se han protegido, en 29 años a 2.743 niños. La Fundación Amigos del Niño con Cáncer (Fundanica) hasta el pasado mes de abril, reciben tratamiento contra el cáncer unos 210 chamos que esperan por alguna reacción del Gobierno nacional. Decretar la emergencia humanitaria, por ejemplo, salvaría sus vidas.

Muchos padres se han amarrado a este lugar que los arropa ante dos adversidades: la enfermedad y el declive datosversionfinaleconómico del país; tanto que prefieren quedarse, antes de volver a su municipio o estado donde muchos no tendrán comida.

Y es que el cáncer no espera, y mientras las autoridades solo piden paciencia, los pequeños pacientes sufren la ausencia progresiva de medicamentos, las quimios, más que todo y hasta de insumos. Ni el alcohol se consigue.

En una lucha constante ante estos dos monstruos que se han llevado a tres niños en las últimas semanas, el equipo incansable de Fundanica busca opciones, pero reconocen que solo las medidas nacionales podrían darle mejor calidad de vida a los infantes.

Analee Ramírez, directora principal de la organización, manifestó que la activación del decreto de emergencia humanitaria es indispensable, no solo para los niños con cáncer y sus medicamentos, sino para todos los pacientes, pues “muchas veces solo conseguimos dos o tres, pero qué hacemos con el resto, dónde lo conseguimos”, se preguntó.

Mientras, están atados, hasta tanto el Ejecutivo no autorice el poder para obtener los fármacos, la situación de salud en general está limitada, está restringida.

“No podemos salir a buscar medicamentos en otros países, porque nos piden autorizaciones, pues son quimios, reactivos en gran cantidad”, acotó Ramírez.

datosversionfinalDesde Fundanica se trabaja con la solidaridad de la gente, que pese a la crisis cada día se suman más personas. Pero, igual cuesta, pues muchos donativos son en bolívares y nadie quiere cambiarlos, todo se consigue en dólares y para ello, “no hay libertad cambiaria”, enfatizó Ramírez.

Sí los hay. En los países cercanos se consiguen todos los medicamentos que los pacientes de oncología necesitan, pero no existe el aval que les permita traer en grandes cantidades.

“La maleta se puede llenar de diez catéteres, pero no de mil; para eso hay que pagar impuestos, rendir cuentas, y no las tenemos, no está en nuestras manos sino en las del Estado”, insistió la directora.

Otras manos

Desde afuera los miran. Cientos de venezolanos en el exterior están abocados a enviar donativos de insumos, en su mayoría, pues es lo único que permiten pasar “con libertad”. De los Estados Unidos y Canadá los aportes son casi constantes.

Desde Colombia se ha logrado adquirir varios fármacos, por medio de familiares que viajan o los compran por envíos, pero “hay que pedir hasta el apoyo de la Guardia Nacional Bolivariana, porque pueden quedarse en el camino”, informó Rosilay Arispe, directora de relaciones institucionales de la fundación.

Los medicamentos son responsabilidad del Seguro Social, “pero ellos tardan hasta tres meses y muchas veces la repuesta es que no hay”, expresó Arispe. Todo cuenta.

Por las redes sociales de Fundanica, quienes decidan colaborar pueden hacerlo, desde un pañal, hasta tapabocas, algodón, todo se le dará uso. Un bolívar cuenta, porque para un estudio médico ya se necesitan más de doscientos mil bolívares.

 

 

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