Confinamiento por coronavirus aviva la solidaridad: "El hambre y la necesidad no conocen del virus" [+Fotos]

Con una pequeña olla entre sus manos, Roger Millán alza su mirada al cielo y agradece a Dios por el alimento que logra llevar a su casa gracias a una fundación. Mientas Inés Duarte, tras salir de una larga cola, llega a su hogar y tiene la satisfacción de ver a su hijo tomar una sopa que le ha dado un instituto. Es así como la solidaridad crece en tiempos de coronavirus en el Zulia.

Empresas, fundaciones, organizaciones no gubernamentales o religiosas han creado diversas formas para ayudar a las personas más necesitadas. Estas acciones caritativas se han avivado tras nueve semanas del confinamiento.

Tal es el caso de la Fundación Cinco Panes y Dos Peces que, cada sábado, desde hace tres años, beneficia a todos los integrantes de la familia y que durante las medidas de prevención del coronavirus ofrece una “sopa solidaria” a los desvalidos del barrio El Libertador, al Oeste de Maracaibo.

El padre Jesús Rincón, párroco de la iglesia La Resurrección del Señor y vicepresidente de la fundación, explica que en cada jornada favorecen entre 300 y 500 personas. Esta labor se hace posible gracias a las donaciones de insumos de organizaciones internacionales, que en su mayoría son de venezolanos radicados en el exterior, y al apoyo en especies de feligreses o personas particulares.

El sacerdote manifiesta la necesidad de promover este “tipo de jornadas que buscan ayudar a quien lo requiere. Estas acciones son valoradas en este tiempo donde el hambre no está confinada”, añade.

Rincón, cada sábado, recuerda la importancia del distanciamiento social y es cuidadoso con las medidas de prevención del Covid-19 en los voluntarios y los beneficiados.

“Debemos dar con alegría, servir con amor al tiempo que tenemos que ser coherentes con las circunstancias que vivimos y siempre en búsqueda de Cristo, quien nos brinda su providencia”, añade el religioso.

Durante el año, la Fundación Cinco Panes y Dos Peces también ofrece medicamentos, jornadas médicas, ropa, calzado y juguetes. Así como ayuda psicológica y espiritual a personas del Oeste y del sector El Manzanillo en San Francisco, donde partió la iniciativa.

De cantores a solidarios

Al otro extremo de la ciudad, un grupo considerable de personas se aglomera en las adyacencias del Instituto Niños Cantores del Zulia, donde desde mediados de abril se realiza la “olla solidaria”. En su cuarta edición, está institución logró servir una taza de esperanza a unos 1.046 ciudadanos.

“Buscamos dar solidaridad a nuestro pueblo. Aunque Niños Cantores no está para esto, sino para brindar oportunidades a los menores y jóvenes, debemos leer los signos de los tiempos en este momento. La solidaridad es el ambón (Lugar de los templos religiosos donde se proclama la lectura bíblica) de la palabra de Dios. Sólo con ella podemos anunciar que Cristo está de nuestro lado y camina con su pueblo”, expresa el presbítero Richard Colmenares, director general del instituto.

Colmenares detalla que la “olla solidaria” corresponde al Plan Pedagógico implementado por la casa de estudio que hasta el momento ayuda a “pobladores de escasos recursos” de los sectores La Paz, Los Claveles, San Rafael, La Pastora y San Miguel, pertenecientes a la parroquia Cecilio Acosta.

Una labor similar realiza el circuito educativo Primero de Agosto, Canta Pirulero y Platero y Yo, en el que se benefician a 25 niños por institución, y a los mas quebrantados de los sectores Santa Rosa de Agua, Zapara, Las Playitas, entre otros, en la zona Norte de la ciudad.

“Nosotros realizamos jornadas de lunes a viernes. Todo el que llega con el favor de Dios come, porque estamos en la onda de ayudarnos uno a otros”, afirma Xiomara Paredes, directora de Canta Pirulero, quien añade que las instituciones son abastecidas por la Corporación Nacional de Alimentación Escolar (CNAE) y el Ministerio de Educación.

“Obras de Misericordia”

En el Zulia, no solo los alimentos carecen. Medicamentos, vestimenta, agua y hasta compañía son otras de las necesidades que tiene la ciudadanía durante el confinamiento. La organización Obras de Misericordia trabaja para llenar estas carencias materiales y espirituales.

La iniciativa nació hace casi un año luego de que un grupo de personas realizará un retiro espiritual. Bajo la premisa de servir a Dios y mostrar el rostro de Cristo a los más vulnerables este grupo “lleva esperanza y luz a quienes están desesperanzados o en tinieblas”.

“El hambre y la necesidad no conocen del virus y como pudimos notarla y percibirla, personalmente, nos atrevimos a ser valientes, a luchar porque necesitábamos apoyar a quienes no solo estaban en un encierro físico sino en un encierro emocional, espiritual y psicológico. Así que nos propusimos ser un elemento que lleve esperanza y repuestas a ciertas circunstancias”, revela José David Hernández, presidente de la fundación.

Aunque al inicio de la cuarentena paralizaron sus laboreas físicas, luego de tres semanas retomaron las actividades con nuevas modalidades para seguir dando sus beneficios. Entre estas está que cada integrante realice una actividad desde su sector. Estas acciones se han convertido en “grandes experiencias”, refieren.

“El equipo manifiesta que ha sido un experiencia única, conmovedora y contagiante. Es un gozo que cuesta describir, es como cuando nace un hijo o cuando te gradúas. Es una satisfacción poder ver la sonrisa de alguien que trasmite un agradecimiento cuando levanta la mirada al cielo y da gracias a Dios”, describe Hernández.

Para este miércoles, 20 de mayo, tienen programado repartir al menos 400 platos de comida entre los sectores Francisco de Miranda, La Misión de Sabaneta y la iglesia Nuestra Señora de Lourdes. Así como donar una bolsa de alimentos a una familia de la comunidad Cerro de Marín.

Este domingo la fundación lanzará el reto #MisericordiaChallenge una actividad virtual “que busca contrarrestar lo banal para impulsar lo provechoso”.

Limitaciones hechas apoyo

El sacerdote Jesús Rincón destaca lo dificultoso que es realizar comida para 300 personas como mínimo. Así como los contratiempos que tienen para encontrar el dinero que les permita realizar esta obra, que puede generar gastos de más de 8.000.000 bolívares.

Dificultades similares también limitan a las otras organizaciones, por lo que a través de sus redes sociales buscan captar benefactores, recursos y voluntarios. @Fundacioncincopanesydospeces, @ninoscantoreszulia y @obrasdemisericordiamcbo son las coordenadas de estas casas de solidaridad.

Xiomara Paredes asevera que en caso del circuito educativo en el que labora se ven afectados por el transporte.

“Esperamos que nos aseguren el personal para seguir trabajando, sino vamos a tirar la toalla y es algo que no queremos”, puntualiza.