Cada semana cuatro mujeres venden su cabello
Una peluquería del Centro Comercial Gran Bazar, situado en el casco central de Maracaibo, recibe, cada siete días, a un promedio de cuatro marabinas que deciden cambiar su cabellera por retribuciones monetarias. La cifra incrementaría si pudiera contabilizarse cuántos establecimientos de la ciudad realizan el trabajo.
El elevado precio de los productos de primera necesidad -la canasta alimentaria correspondiente a noviembre se valorizó en Bs. 13.883.365- y de fármacos lleva a las zulianas a tomar la medida. “Algunas de las personas que vienen de forma voluntaria llegan llorando. Dicen que tienen familiares enfermos o que no tienen cómo darle comida a sus hijos”, indicó la encargada de un salón de belleza en la avenida Padilla.
Guardan sus espaldas
En el Centro Comercial Gran Bazar, el costo de 22 pulgadas de melena es de tres millones de bolívares. El monto asciende a cinco, e incluso siete millones, según el largo y el grosor de las fibras.
Una trabajadora señaló que los pagos a las clientas que venden su cabello se realizan de forma electrónica. “Se les hace la transferencia y la persona la comprueba antes de irse del local.
En nuestro negocio cortamos el pelo de forma pareja y la gente se va satisfecha”, señaló. Según la empleada, quien prefi rió resguardar su nombre, en el lugar no reciben pelambre de procedencia desconocida, aunque se acercan individuos con la oferta. Allí elaboran las extensiones naturales para sus clientas con el cabello que obtienen mensualmente; no lo “exportan” a otros países.
El negocio en Colombia
De acuerdo con los testimonios que escucha regularmente una de las estilistas que labora en el centro comercial, algunas madres comentan que viajan a tierra neogranadina para obtener papel moneda por sus propios medios.
“Dicen que entran a varios locales y, como allá saben que ellas tienen necesidades fuertes en sus hogares de aquí, les ofrecen poco”, comentó. Quienes se dedican a extraer mechones de melena en los mercados del centro de la ciudad y en casas de familia para revenderlo en el vecino país, en cambio, obtienen sumas mayores. Hace ocho meses, una joven de 29 años manifestó que acudió a una vivienda del sector Haticos para adquirir dinero con el cual pudiera comprar la cena del día. “Escuché que se llevarían los cabellos a Colombia para fabricar extensiones y pelucas”.
El 22 de octubre de 2017, el perió- dico colombiano El Tiempo reseñó que en Cali (departamento del Valle del Cauca) se pagan hasta 400.000 pesos por 30 pulgadas de las hebras de queratina.
Ayer la tasa legal de cambio de pesos colombianos a bolívares era de 0.04, por lo que los “comerciantes” que llevan el producto a esa región se embolsan cerca de 10 millones por cada tramo cortado. El reportaje detalla que al menos seis mil locales tienen carteles sobre compra de cabello.
