El diario plural del Zulia

Buhoneros de La Curva invaden con tarantines la calle interna del barrio Raúl Leoni

Algunos vendedores de Las Pulgas migraron al barrio del Oeste de Maracaibo debido al cierre del mercado, tras convertirse en el principal foco de Covid-19 en el Zulia. Pagan uno o dos dólares diarios a los vecinos por ocupar los frentes de las residencias

Luego que a principio de junio los buhoneros abandonaran La Curva de Molina por orden de Willy Casanova, alcalde de Maracaibo, y se ubicaran en la vía a El Marite, los comerciantes informales migraron ahora a una calle interna de la tercera etapa del barrio Raúl Leoni, generando malestar entre la comunidad que teme por un brote de coronavirus en la zona.

Entre sus tarantines e improvisados puestos, los vendedores ambulantes se impusieron en lo que era una zona tranquila y poco transitada. Desde hace dos semanas la calle 79-B del barrio zuliano apunta a convertirse en el centro del comercio informal del Oeste de la ciudad.

Aunque algunos de los habitantes aseguran estar preocupados por la toma del lugar, otros aprovechan para hacer de su hogar un negocio. Los vecinos cobran a los vendedores entre uno a dos dólares diarios y en el caso de guardar la mercancía en su residencia pueden pedirles hasta $10 semanales, según informaron los buhoneros a Versión Final.

Unas tres cuadras están colmadas de comerciantes, quienes generan casi cierre de la calle. Es difícil ver como un carro logra pasar entre las mesas, carruchas y toldos a medio armar.

Los vendedores también incumplen los horarios de trabajo establecidos por las autoridades nacionales y regionales. “Para ellos no hay hora o día, ellos vienen toda la semana. Los lunes, miércoles, viernes y sábados la calle está a reventar”, manifestó Diego Acosta, residente de la zona.

Esto es una locura. Estamos encarcelados en nuestras propias casas. Ahora nos da miedo hasta salir al frente. No solo tenemos temor a que el virus se propague sino a que la delincuencia invada nuestro hogar. Esta gente no es muy sana que digamos”, afirmó Isbelia Terán, vecina de dos familias que alquilaron el frente de su casa para la actividad informal.

Terán asegura que pese a que cerca de la zona, al inicio de la cuadra, hay una alcabala de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), los vendedores hacen caso omiso y se movilizan a sus “anchas”. Esta situación la pudo constatar el equipo reporteril de Versión Final.

Según el vendedor Jeison Parra, los comerciantes informales también pagan “la rifa” a los policías o guardias para que los dejen estar en el sitio. “Son cuarenta mil bolívares en efectivo, por cada puesto, y si no lo tenemos le damos algo de mercancía, sino nos quitan. Esto es el diario, algo que hacíamos mucho antes de que remodelaran La Curva”, añadió el joven.

También se conoció por los vecinos y los buhoneros que algunos vendedores de Las Pulgas migraron a la zona debido al cierre del mercado, tras convertirse en el principal foco de Covid-19 del Zulia. Sin embargo, laboran al igual que los otros sin pensar que podrían crear una incubación del virus tal como sucedió en el centro Maracaibo.

El 3 de junio, Omar Prieto, gobernador del Zulia, aseguró que los mercados itinerantes que se instalaran en las adyacencias de los lugares clausurados serían desalojados y que se descamisaría la mercancía. Advirtió que los vendedores serían detenidos y puestos a la orden del Ministerio Público.

Mientras que Casanova, durante el cierre de La Curva, afirmó “la intensión es que el comercio formal y el informal dejen de laborar durante un tiempo, para controlar que no se genere un nuevo foco de Covid-19”. Pero los comerciantes no acatan las medidas impuestas desde hace casi un mes por ambas autoridades.

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