El diario plural del Zulia

Al borde del colapso está la Escuela "Nelson Gutiérrez" de San Francisco

Los representantes de la institución denunciaron el estado en que se encuentra la primaria y que no han recibido ayuda del gobierno desde hace años, lo poco que tienen “ha sido comprado por colaboración de los padres”

Techos caídos, áreas deshabilitadas y desatención gubernamental le restan la alegría a los espacios de la Escuela Básica Nelson Gutiérrez, un lugar que lleva más de 10 años "desmoronándose" pedazo por pedazo y representando así un riesgo para los niños que asisten a clases bajo esas condiciones.

La institución, que ha fomentado la educación por más de 35 años a la comunidad del sector Eloy Párraga Villamarín del municipio San Francisco, se encuentra en total abandono al no haber electricidad, servicio de agua, comedores y unos salones óptimos para los estudiantes.

En un recorrido por el “Nelson Gutiérrez” realizado el lunes 7 de noviembre por el equipo reporteril de Versión Final, se observó paredes agrietadas, puertas oxidadas, ventanas rotas y un parque sin color que no motiva la recreación de los niños.

Entre sentimientos de decepción y tristeza, los representantes de la escuela contaron a Versión Final la preocupación que sienten cuando dejan a sus hijos en el colegio, debido al mal estado de los techos y “el riesgo que viven al poder derrumbarse sobre ellos”.

Los padres han optado por recoger “colaboraciones” entre ellos mismos para comprar ventiladores, bombillos, entre otras cosas que carece la institución; sin embargo, denuncian que “el acondicionamiento de la escuela le compete al Gobierno y no lo cumplen”.

Desde hace años cada alcalde que ha estado al mando ha venido, incluso Gustavo Fernández y solo toman fotos, prometen y no nos resuelven la problemática que tenemos en la institución”, declaró Marisol Lugo, obrera de la escuela.

El comedor estudiantil es otra de las carencias del “Nelson Gutiérrez”, “desde que inició la pandemia los niños no tienen este beneficio”, denunciaron los padres y representantes ante la desatención gubernamental que viven y las exigencias que aún no han sido resueltas.

Pedimos que traigan la comida, aquí hay niños que vienen sin nada en la barriguita, incluso se han desmayado por el hambre”, contó una de las madres.

Con una matrícula de más de 250 niños, los maestros se las han tenido que “ingeniar” para que cada grado tenga su salón. Tal es el caso de los alumnos de segundo grado, donde maestros habilitaron un pequeño espacio en la dirección para dictar las clases a 30 niños de esa sección que no cuentan con un aula propia.

“Un pantano cuando llueve”

Las constantes lluvias han perjudicado gravemente los espacios de la escuela. La falta de impermeabilización en techos de platabanda y el mantenimiento de los techos de zinc permiten que el agua entre en los salones interrumpiendo las clases de los niños por tener que aislarse para no mojarse.

Yugeika Valbuena, quien es representante de una niña de 5 años y un niño de 11 años que además es discapacitado, manifestó a Versión Final que sus hijos ya “no ven la escuela como un lugar recreativo para aprender, lo ven como un pantano”.

Mis hijos no quieren venir a clases, ellos lloran y me dicen que el colegio es un pantano, y cuando llueve menos quieren venir porque no les gusta la situación precaria en la que está la escuela”, comentó Valbuena.

Cuando las precipitaciones son muy fuertes, la institución se inunda por el desborde de una cañada que está en la comunidad, trayendo aguas negras, escombros y basura que repleta todo el patio de la escuela.

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