El diario plural del Zulia

488 años de la Maracaibo florida y de antaño

“Aquél mi Maracaibo de estilo colonial…” Hoy, la capital zuliana cumple un año más de fundada

Con apenas 30 habitantes, hace 488 años nació la metrópolis en la que se encendió el primer bombillo eléctrico del país; ese lugar donde además funcionó el primer teléfono y el primer banco de toda la nación; la capital del estado al que algún día se le llamó “Pequeña Venecia”, y el terruño escogido, hace casi 308 años, por la Virgen del Rosario de Chiquinquirá.

Un 8 de septiembre de 1529, el conquistador alemán Ambrosio Alfinger, primer gobernador de la Provincia de Venezuela, bautizó a la capital del Zulia con el nombre “Villa de Maracaibo”, debido a que para el momento de la fundación, en el asentamiento aún no existía un cabildo que le confiriera el carácter de ciudad.

El calor de su clima y de su gente hoy la caracteriza, distinguiéndola de otros destinos. El voseo es propio de los habitantes de esta tierra, quienes se saludan con un alegre: “¡Qué molleja, mi hermano!, ¿cómo estáis vos?”.

Maracaibo es la tierra donde nacieron destacados músicos como “El Bolerista de América”, Felipe Pirela, y poetas de la talla de Udón Pérez; es la tierra que vio nacer a un prócer de la independencia: El General Rafael Urdaneta y donde llegó el primer telégrafo y las primeras dosis de anestésicos.

La “Tierra del Sol Amada” hoy está de cumpleaños y a quienes retornan a ella, aún se les hace “un nudo en la garganta” al cruzar los 8 mil 678 kilómetros del Puente Sobre el Lago.

Fundada tres veces

Julio Portillo, historiador zuliano, recuerda que, a lo largo de la historia, Maracaibo tuvo cuatro nombres. “En 1501, Alonso de Ojeda la llamó Nueva Anda Lucía; en 1529, Alfinger la nombró Villa de Maracaibo; Alonso Pacheco le colocó Ciudad Rodrigo, en 1569 y, en 1574, Pedro Maldonado la llamó Nueva Zamora de Maracaibo”.

El sentir regionalista

Freddy Velásquez lleva 34 años vendiendo agua de coco frente al Teatro Baralt. Su quiosco está decorado con la dulce fruta. Su labor es representativa de la región zuliana.

Maracaibo es Maracaibo y lo demás es monte y culebra. Me gusta lo espontáneos que somos aquí y el calor es lo más sabroso”, expresa el padre de familia mientras vierte el jugo en grandes envases de plástico.

Más adelante, en el costado izquierdo de la Catedral, se encuentra el cronista Hugolino Vásquez. Tiene 72 años, presenció la llegada de un pingüino, un 14 de febrero de 1955. Añora los principios de los ciudadanos de antes. “También hay que recuperar el patrimonio, Maracaibo era la ciudad de los balcones”, lamenta.

“Maracaibo mía”

Alejandra Ribas es oriunda de Valencia. Tiene 31 años de edad, pero sus últimos 25 años los ha vivido en Maracaibo. Siente suya esta tierra. “Me encanta la cultura, me siento maracucha 100 por ciento”, dice.

“Mía cuando ríes, mía cuando oras, mía, a todas horas, Maracaibo mía. ¡Cuna de mis padres y de mis abuelos; cuna de mi ida, para siempre ida; cuna de mi prole, y en donde mi vida se abrió como un cáliz al sol de tus cielos!”, dice la poesía de Udón Pérez.

"Tierra maracucha, donde la fe se agiganta, diariamente te levantas a la brega porque es mucha; ya por el mundo se escucha, que hacia tu destino avanzas: porque luchas mientras cantas, porque cantas mientras luchas", Jairo Gil, el Poeta de la Virgen.

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