El diario plural del Zulia

Simón García // 2020

Todos mis deseos y las pocas acciones prácticas a mi alcance se dirigen a lograr avances, palmo a palmo, frente a un adversario con poder,  afincado en defenderlo por todos los medios y empecinado en no abrir ni una rendija democrática.

Un adversario que, si nos atenemos a los hechos, ha demostrado más unidad, astucia e inteligencia política que nosotros.

Veo que seguimos tomando decisiones en base a lo que queremos que suceda y no a lo que ocurre. Ignoramos la relación de fuerzas e insistimos en dar la pelea en los escenarios que el régimen nos prepara.

Creemos que una lucha es mejor sólo porque es más frontal y nos consumimos en voluntarismos y salidas extremas. El resultado de 15 años es siempre el mismo.  Vamos a seguir cometiendo estos  errores el 2020? Todo parece indicar que si: mantener el mantra es mantener los mismos resultados  y no hay indicios de una estrategia sustituta.

No supimos o no quisimos evitar que el poder dual llegara a la institución que teníamos que sostener: la AN. Pero el 5 de enero la salsa de una Directiva paralela la va a poner el gobierno.

Esto iniciará el regreso al 2005 ( nuestros errores son tan increíbles que conducen al pasado en vez de abrir futuros) y brincaremos con rabia o falsas ilusiones deslegitimadoras sobre el tobogán ( que NM fabricó ) para que haya un nuevo CNE, pero electo por el TSJ.

Pusimos todo el empeño para demostrar que el Gobierno se oponía a este nombramiento constitucional? Actuamos para que el poder no pudiera hacer creíble  su doble discurso?   O nos contentamos con repetir la excusa ( mientras no podamos explicarlo con algo distinto a “crean en mi porque yo lo digo,” lo será) de que el Gobierno saboteó el nombramiento de la Comisión, etc, etc!.

La visión extremista que se impone en la oposición impedirá que sean los venezolanos los que decidan, votando, hacia dónde quiere ir el país. Una elección, la más directa es la presidencial, pero no sólo ella; operaría en la crisis como el medio más eficaz de protesta y de posibilidades de organización/movilización para construir condiciones de cambio. Si no convocan presidenciales hay que participar en las parlamentarias. Un nuevo triunfo en ellas sería el  detonante para un movimiento nacional para exigir el 2021 elecciones presidenciales.

Pero no. Los que no tienen armas ni quieren votos para debilitar al régimen y obligarlo a una transición,  llamarán a objetivos fantasiosos  como requisito previo para que haya política contra el régimen y oferta eficaz para estimular la acción de los sectores que en su seno quieren también cambios.                     Qué es lo que hace a dirigentes importantes de la oposición mantener una estrategia que fracasa?

Es una incógnita que no podrá prolongarse sin incrementar la incredulidad en los líderes y la desafiliación afectiva a los partidos. La democracia se nos irá quedando sin demócratas.

Temprano, en los primeros días de enero, sabremos si el 2020 padeceremos el mismo frustrante destino del 2019.  O si Guiadó y el G4 (o parte de este) deciden una rectificación. Que sería lo mejor para el país.

No es nada relevante. Pero pueden contar con que habrá un ciudadano más, que aun reconociendo a la dirección parlamentaria de La oposición, no seguirá sus lineamientos.

En ese caso, no encuentro motivos para abrigar muchas esperanzas. La visión extremista se habrá impuesto y habrá ayudado con nuevos errores a la perpetuación del régimen.        Sólo tendremos chance para escoger si desaparecemos por abstención o vía salidas y acciones militares que no son solución.

El camino se hará más largo y el sufrimiento arreciará para la población. Quienes disintamos de esa línea, dentro y fuera de los partidos, tendremos que resistir, crear los pequeños espacios alternativos y estar dispuestos a apoyar estrategias democráticas, constitucionales y electorales. Lo repetimos: Ojalá que esto provenga de dirigentes y partidos del G4.

Pero si no es así? Entonces sería  algo parecido a una estupidez seguir en la manada de los fieles a prueba de tantas evidencias de error.                                                  Un deber de conciencia de y con el país y de solidaridad con la gente es buscar otro camino. Para comenzar, desterrar la costumbre de pelear entre y contra nosotros mismos, descalificar y excluir, dividir en base a que somos los únicos dueños de la razón y la verdad. En ese camino aparte no olvidaremos que un recurso de triunfo es la unidad, primero en la oposición y luego de todos los venezolanos.

Sin entendimientos, sin convivencia no habrá reconstrucción de bienestar, ni justicia, ni democracia ni paz. Es decir, no lograremos los cambios que sean buenos para todos los que hoy se enfrentan ciegamente o sufren esos enfrentamientos entre minorías: apenas el 12 % tiene como prioridad la solución de la crisis política.

Seguiremos puliendo nuestra burbuja o la romperemos este 2020 para recobrar el vínculo social y la justificación ética de nuestras políticas? Son desafíos que nos miran a todos los que aún participamos en política, desde los partidos o como ciudadanos. Retos pendientes para el nuevo año.

Temas que no puedo y no creo que debamos eludir por amistad o para evitar inconvenientes.

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