El diario plural del Zulia

Mafias rivales habrían ultimado al detective

Sabuesos de la policía científica identificaron plenamente a los dos ultimados en careo, vinculados al homicidio del funcionario de la Brigada Contra Bandas

Las investigaciones para dar con el paradero de los sicarios que ejecutaron al detective agregado de la Brigada Contra Bandas del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), José Antonio Acosta González, no cesan. La autoría del crimen se debate entre dos grandes bandas delictivas que operan en el Zulia y sus zonas fronterizas.

Los primeros pasos hacia la justicia los realizaron los sabuesos en tiempo récord. A través de un video de seguridad de un local cercano a los hechos lograron olfatear a los autores materiales. A las 9:00 de la noche del viernes, en un cruento intercambio de disparos, que se registró en la calle 80 con avenida 11 del sector Veritas, en la parroquia Bolívar, liquidaron a los dos presuntos lugartenientes que llevaron a cabo el asesinato.

Los hampones quedaron identificados como Oscar Eduardo Montero Valles, alias “El Oscarcito”, de 28 años, quien estaba solicitado por tráfico de drogas y presuntamente habría estado preso en retén de El Marite, hoy en remodelación; y Efraín José Cañizales, de 24 años, apodado “El Puíta”, vinculado al porte ilícito de arma de fuego, según la reseña policial.

Las pesquisas están en tonos grises. Apesar de que los compañeros del funcionario que murió a sus 27 años trabajan para de nirse entre blanco y negro, no hay muchas certezas. Hasta ahora solo se maneja una venganza que habrían desencadenado o el líder de una organización criminal dedicada al robo, sicariato y extorsión en la región; o un expram de una extinta cárcel del Zulia, que está al frente de otro temido grupo criminal que azota la región.

Los abatidos se transportaban en un vehículo Kia Río, color azul, placas AB450FK. Se les incautó una pistola Browning, y otra marca Sigsauer, calibre nueve milímetros. Esta última era requerida por robo.

Silencios que cohíben

Acosta era un joven de la etnia wayuu. Entre whisky, vallenatos y lágrimas, sus familiares le dieron el último adiós en el cementerio Sagrado Corazón de Jesús, la mañana de ayer.

Todos vestían de rojo en clara señal de que esperan venganza por la muerte del joven que acribillaron dentro de su Mitsubishi Signo, blanco, la noche del jueves, cuando se dirigía a su casa en el barrio 24 de Septiembre sector Los Planazos. Sin embargo, se muestran herméticos para rendir declaraciones, lo que ha retardado un poco las investigaciones, según re rió una fuente ligada al caso.

De manera extraoficial, se conoció que el funcionario caído habría recibido amenazas de muerte, pero no se ha logrado concretar si la sospecha es dedigna.

Esta es la segunda muerte que lloran las fuerzas de la policía científica en menos de un mes. El martes 5 de diciembre, sicarios, también presuntamente pupilos de una peligrosa banda, liquidaron al detective del Eje de Vehículos, Antonio José Cordero Ball, de 32 años, conocido como “El Bomba”, dentro de su puesto de comida rápida, ubicado en la calle 67 Cecilio Acosta con avenida 9-B, parroquia Olegario Villalobos.

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