Robo de cable mortal
Unos cables abandonados fueron su cientes para que cuatro hampones escribiera el final de un joven
de 20 años.
Sebastián Montiel era un muchacho con condiciones especiales. Disfrutaba de realizar las labores del hogar. Ayer, el reloj marcaba casi las 9:00 de la mañana cuando el joven sale al patio de su casa, ubicada en el barrio Sobre la Misma Tierra, en la parroquia Venancio Pulgar, al oeste de la ciudad, para colgar ropa recién lavada en un tendedero de alambre de púas. Cuando apoya sus manos sobre la delgada línea plateada, un fuerte choque eléctrico lo sorprende.
Sebastián no puede hablar, tampoco logra desligarse del alambre. Se estremece por algunos minutos hasta que ya no soporta más. Cae sobre la arena amarillenta. Entre sus manos aún lleva la prenda de vestir que se disponía a poner al sol, también rodea en forma de puño el hilo metalico.
El escenario no es casual, unos cables cortados se desprenden desde el poste de electricidad y caen sobre las láminas de zing del techo de la casa del infortunado, el tendedero está amarrado a una cabilla que sobresale de las bases de la estructura. Juntos sirvieron como materiales conductores.
No están ahí por accidente. A las 4:00 de la madrugada, varios vecinos vieron a cuatro maleantes cortando los cables de la calle 101-F. Su faena quedó interrumpida por los espectadores, quienes salieron para amedrentarlos.
Tres logran escapar airosos, pero uno quedó a merced de la justicia popular. La muchedumbre lo golpeó, cuando estaba casi moribundo una comisión de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) lo rescató. Al delincuente, identificado como Alberto Juvenal Suárez Palmar, de 23 años, lo trasladaron a la estación policial ubicada en el sector La Sibucara.
Sebastián era inocente de todo, su objetivo era tener todo limpio para que cuando su madre, Elza Montiel, regresara de La Guajira encontrara todo en orden.
