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Manto de la Bajada se inspira en fallecidos y sobrevivientes por Covid-19 [+Fotos]

En honor a Santa Eduviges, la Iglesia bendijo los mantos de la Bajada, 18 de Noviembre, 27 de Noviembre Parroquial y Aurora Chiquinquireña, en la Basílica de La Chinita

Alas angelicales representan a quienes partieron de este mundo a causa del Covid-19. Huellas de manos simbolizan a quienes han sobrevivido a la enfermedad. En estos dos elementos se inspira el manto de la Bajada, que lucirá nuestra señora del Rosario Virgen de Chiquinquirá el próximo sábado 30 de octubre, cuando salga al encuentro de su pueblo.

Este manto y los del 18 de Noviembre, 27 de Noviembre Parroquial y Aurora Chiquinquireña fueron bendecidos por la Iglesia, representada por monseñor José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo y presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), durante acto que se efectuó este sábado en la tarde, bajo estrictas medidas de bioseguridad, en el templo de la Dama del Saladillo.

El ornamento de la Bajada, de color rosado, fue confeccionado por Emilia de Villasmil y demás familiares de Juan Carlos Villasmil, recientemente fallecido, en cuya memoria continuaron la obra de este diseñador zuliano. La túnica fue donada por el beisbolista venezolano Salvador Pérez, líder en jonrones este año en las Grandes Ligas, jugador de los Reales de Kansas City.

Su estructura está diseñada con las manos de personas que batallaron duramente por su vida y han sido ubicadas por todo el borde del manto como símbolo de agradecimiento, manos elevadas en señal de oración. Cada una de esas manos y esas alas son además la representación de muchas familias que vivieron la sanación y también el fallecimiento de algún ser querido”, reza una parte de la descripción del manto de la Bajada.

El párroco rector de la Basílica Nuestra Señora del Rosario Virgen de Chiquinquirá, presbítero Nedward Andrade, recordó que cada uno de los mantos que lucirá la virgen “es una catequesis viva”.

Los ornamentos de la santa patrona son un mensaje que la iglesia quiere dar, a través del papa Francisco, dentro del marco del sínodo (concilio de los obispos) de la sinodalidad, afirmó Andrade.

Monseñor Azuaje refirió que sinodalidad significa “caminar juntos”, en este caso, pueblo e iglesia van de la mano en estos tiempos.

Cuando se habla de los mantos, añadió el prelado, se habla de cobijo, de revestir a la madre.

No nos quedemos solo en la belleza de los mantos. Trascendamos en la significación de ellos”, exhortó Azuaje.

También apuntó el padre Nedward Andrade que los revestimientos a La Chinita simbolizan la protección de la madre a sus hijos.

La bendición de los mantos se realizó en honor a Santa Eduviges, quien en vida ayudó a las personas desamparadas y sin hogar, dándoles cobijo, indicó el párroco de la Basílica.

Lo que simbolizan los otros mantos

El manto 18 de noviembre se inspira en el lema de las fiestas patronales: “Familia chiquinquireña, santuario viviente de alegría, amor y humidad”. Usa el color blanco como símbolo de pureza y alegría cristiana. Resalta el valor de la familia como base de la sociedad, de amor y generosidad.

Fue donado y diseñado por Mirian Rodríguez, sobreviviente al Covid-19, rememoró la coordinadora de ornamentos de la Basílica, Sandra Dávila.

El manto del 27 de Noviembre Parroquial, de color rosa malva, simboliza la acogida hecha por María a la palabra del Ángel, sobre el anuncio de que sería la Madre de Dios, representa a nuestra madre como modelo de fe.

Lo diseñaron Marichi González y Carlos Marval y lo donaron la familia González Villasmil y Mazen Nouaheid.

Por último, el manto de la Aurora Chiquinquireña, de color azul claro, simboliza a la unión familiar. Se observan a los integrantes de la familia plasmados en la túnica, tomados de la mano.

Con el confinamiento todas las familias han puesto a prueba los valores fundamentales para la convivencia: El amor, el respeto, la solidaridad, la comprensión, la tolerancia, la paciencia, entre otros. Muchas familias se desvanecieron y a diario vemos cómo han aumentado los casos de femicidio y abuso infantil. Nuestros mayores en muchos de los casos han quedado en situación de abandono e indefensión”, dice el escrito al lado del manto.

Aboga por la construcción de una Iglesia desde las calles, “al servicio de todos, una iglesia que ayude a edificar con valores y virtudes, en cada hogar, verdaderas Iglesias Domesticas, con personas con vocación a la santidad”, agrega la exposición sobre el manto de la Aurora Chiquinquireña.

Lo diseñó Rafael Tapia y lo donaron Dicson Áñez y familia.

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