El diario plural del Zulia

Respetar la vida de los animales es ser ciudadano

Héroes anónimos rescatan a perros y gatos en situación de calle. La grandeza del alma se demuestra con las pequeñas acciones

Un día apareció moviendo su colita y alegrando a quienes la avistaban. La pequeña Corona, una perrita de cuatro años, llegó a Isla Dorada padeciendo cáncer de vulva.

Cojeaba un poco, pero su estado de salud no la limitaba: por las tardes jugaba a las orillas del Lago de Maracaibo, en la playa que colinda con el conjunto residencial, ubicado en la zona norte de la ciudad.

Allí la acompañaron tres caninos más: Cora, Amarillo y Claudia; así como el amor de nueve vecinos, quienes se encariñaron con ella y luego de adoptarla como su nueva mascota, acordaron disponer de sus recursos económicos para costear los insumos médicos que ameritaba su operación.

Así fue cómo en octubre de 2016 llevaron a la perrita de pelaje negro y cuello blanco a una jornada médica que realizó el equipo de Misión Nevado; proyecto proteccionista que desde 2014 rescata a los animales en situación de calle y promueve el reconocimiento de sus derechos en Venezuela.

La lucha por su sanación

Los estudios que le practicaron permitieron descubrir la enfermedad, que pudo superarse gracias a una intervención quirúrgica que efectuaron, también en octubre de 2016, médicos veterinarios de la Asociación para la Defensa y Protección de los Animales (Asodepa), en la Unidad Educativa Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, en la capital zuliana.

La operación fue un éxito. Al cabo de 20 días de reposo, ya “Coronita” había recuperado su vitalidad. Aquellos ojos café oscuro que antes tenían una mirada triste, ahora brillaban con optimismo, agradecimiento y esperanza de vida.

Pero la alegría duró poco: la noche del 8 de septiembre del año en curso, un vecino disparó contra ella y, posteriormente, la arrolló y la arrojó a la cabina de su camioneta.

La acción se cometió, presuntamente, “en defensa propia”, ya que según afirman allegados al señalado como responsable, quien se gana la vida como DJ, Corona comenzó a ladrarle a él y a sus hijos pequeños.

Para denunciar la ejecución de la perrita se creó una campaña llamada #JusticiaParaCorona, que se volvió viral en la red social Twitter.

El respeto como valor

Reconocer a los otros como algo “digno”, y además, valorar a todas las formas de vida por su simple existencia, es un valor que debe rescatarse.

Una de las rescatistas de Corona, quien prefiere no revelar su identidad, afirma que los animales merecen respeto por el simple hecho de cohabitar con los hombres.

No otorga su nombre por temor a represalias: el caso de Corona se puso en Fiscalía para esclarecer lo ocurrido aquella noche de hace tres semanas.

Para el psicólogo Reinaldo Gutiérrez, el respeto nace en la familia; es un núcleo social que hace posible la sana convivencia.

“Permite vivir en sociedad. El respeto lo damos y recibimos. Funciona como los deberes y derechos, ya que genera reciprocidad”.

Según indica, el hecho de que una comunidad se una por una buena causa también es muestra de ciudadanía. En una fracción de segundo se irrespetó la vida de Corona. Los vecinos de Isla Dorada aún alimentan a los tres perritos que pernoctan dentro del perímetro de los edificios. El artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Animales señala: “Nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos a la existencia”. Ahora, en Isla Dorada se defiende el respeto a los animales como seres vivientes.

“Un humanismo bien ordenado no comienza por sí mismo, sino que coloca el mundo delante de la vida, la vida delante del hombre y el respeto por los demás delante del amor propio”, acuñó el antropólogo francés Claude LéviStrauss.

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