El diario plural del Zulia

La empatía, universo emocional que propicia el desarrollo social

Comprender el sentir del otro es el primer paso para brindar ayuda. La entrega incondicional incrementa la armonía del espíritu

Hay labores que responden al sentimiento de comprensión de las realidades ajenas. No se necesita ser protagonista de una condición o situación determinada para conectarse de lleno con ella.

La música del coro de Manos Blancas de la Universidad del Zulia (LUZ) se escucha con el corazón y también con la vista. José Guillén dirige a más de 15 jóvenes que no cuentan con el sentido de la audición ni del habla. Ellos cantan con el alma y a la vez estudian en el núcleo de la Costa Oriental del Lago (COL), en LUZ.

Aunque José tiene la oportunidad de escuchar el mundo que le rodea, siente empatía por quienes poseen habilidades diversas. Desde hace más de 10 años coordina el servicio de Interpretación y trabaja por la reivindicación de los derechos de las personas especiales. “El aspecto social es lo que más hay que acatar por el bien de la comunidad”, opina el licenciado en Educación Especial.

En LUZ-COL existen dos programas para el alumnado: la Subcomisión de Igualdad y Equiparación de Oportunidades, y el Servicio de Interpretación de la lengua de señas venezolanas. El amor al trabajo irradia en la sonrisa de José, quien acompaña a la coral día tras día.

En busca de semejanzas

La licenciada en Educación, Ilse Durán, junto con José y un grupo de sus estudiantes de Práctica Profesional II del año 2007, trabajaron en la creación de políticas sociales que rompieran las barreras de comunicación oral.

“Comenzamos traduciendo canciones venezolanas porque pocos conocen la lengua de señas. Dentro de la coral hay estudiantes oyentes que se sienten identificados con la lucha de crear igualdad y propiciar el respeto a los demás”, expresa Guillén.

En la Costa Oriental está Luis Silva; un estudiante que ha luchado con todo. Cada mañana, camino a la universidad, trata de hacerle entender a los choferes que necesita ayuda para abordar el vehículo. Camina con el apoyo de unas viejas muletas, ya que sufrió una hipoxia —de ciencia de oxígeno en sangre y tejidos del organismo— que afectó su aparato neuromotor. El joven de 24 años cursa el quinto semestre de Educación Especial.

Para mí es uno de los tantos héroes de la vida que nos muestran el significado de la perseverancia. Es necesario que se reconozcan sus derechos y los de todas las personas en general”, manifiesta Guillén.

Alcanzar el éxito

Junto con las profesoras Ilse Durán, visionaria del proyecto; Xiomara Ramones, responsable del programa de acompañamiento a los estudiantes; Sonia Ferrer, encargada del centro de Orientación; el decano Carlos García, entre otros, nació el propósito que data de mayo de 2010.

En ese entonces, participaron junto al Instituto Zuliano de Audición y Lenguaje (Izal) y el Orfeón de LUZ en el primer encuentro nacional de estudiantes con discapacidad, para mostrar sus talentos.

El equipo del servicio de Interpretación traduce los textos que los estudiantes reciben en clases en forma de material escrito y se encargan de producir videos didácticos en los cuales las señas relatan el contenido académico. El objetivo es que los jóvenes cumplan el proceso de enseñanza-aprendizaje de las carreras universitarias que cursan. Todos saben leer y escribir, pero proyectan los temas de estudio en video porque resulta la forma más práctica de captar la información.

“Este es un trabajo que va más allá de todo. Te enseña a ser más humano y lo humano te hace ser más profesional. Un título o papel simplemente te da la licencia, pero no te hace más humano”, sostiene José.

El sociólogo y activista estadounidense Jeremy Rifkin describe que la empatía es un concepto nuevo en las lenguas humanas. Comenzó a emplearse alrededor de los años 1900. Se trata de una habilidad cognitiva —mental— y afectiva —emocional— con la cual una persona puede “colocarse en los zapatos” de otra, y vivir así su situación emocional.

Uno de los mejores amigos de José es Kelvis Edilio Suárez, quien está por graduarse de licenciado en Educación Especial. Ingresó a la coral de Manos Blancas en 2012. Su sueño era poder comunicarse con sus padres.

“A los seis años sufrí una alta fiebre que desencadenó un problema neurológico. Yo quería que mis padres me entendieran y ellos que yo pudiera hablar con los demás”.

El joven de 29 años cuenta su historia gracias a la intérprete Yoleiddy Fernández, quien lleva tres años trabajando con José y otros cuatro traductores.

Kelvis ya puede expresarse plenamente, emplea el lenguaje de señas y sus manos le cantan a la vida; José consolida su propósito y se embarga de la alegría de los demás.

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