El diario plural del Zulia

Rafael Vídac: “De todas las crisis siempre se aprende”

El autor del bestseller El hombre más rico del mundo vendrá a Venezuela en 2018, para presentar su libro

Sus breves, asertivas e intensas reflexiones en el mundo 3.0 han logrado captar la atención de centenares de seguidores que abonan su interés por la inteligencia emocional desde hace 6 años. Amable, estoico, franco, de sonrisa ligera e iluminado en mindfulness, gestión del cambio y empoderamiento,

Rafael Vídac posee el tacto de hacerle entrar en su yo interior y con su sabiduría enciende luces para conocerse mejor a usted mismo.

El autor español del best-seller El hombre más rico del mundo (Editorial Zenith), nativo de Barcelona y diría que influencer, es un joven sencillo, cercano y generoso para responder a las interrogantes en una mañana soleada de otoño en la Ciudad Condal.

Eres una máquina de hacer tuits, ¿los escribes espontáneamente, los vas reflexionando a lo largo del día, de dónde te viene la inspiración?

—Depende, depende, hay veces queme siento y digo voy a escribir reflexiones y aforismos y en ocasiones salen de forma fluida, espontáneas. Otras veces digo voy a escribir y tengo que dedicarme a otra cosa porque no sale. En otras ocasiones, pues a lo mejor estoy haciendo otra cosa que no tiene nada que ver y se me ocurre algo y trato de anotarlo, porque luego es un material que me va bien para publicarlo o como base para otra reflexión.

¿Cómo hacer frente al bovarismo que padece la gente y muchas veces no lo sabe?

—Sobre este tema han hablado mucho los budistas. No es que la condenen, sino que nos subrayan todos los problemas que nos genera el deseo. En el mundo occidental el deseo se fortalece, se le da poder, se le da protagonismo.

En cambio, en el mundo oriental, así como en el budismo todo lo contrario, se nos dice ojo con el deseo porque nos complica las cosas. El deseo es una especie de monstruo insaciable, siempre vas a desear, nunca vas a llenar ese agujero infinito que por muchas cosas que tienes ahí dentro.

De hecho, este es el tema principal en que gira El hombre más rico del mundo, sobre el trabajo que hay que hacer para que ese monstruo, ese deseo se convierta en tu aliado y no en un enemigo que produce insatisfacción constante.

—¿Qué mensaje le darías a la gente de Venezuela que tiene que vivir en un país con problemas socioeconómicos, donde suelen estallar las emociones?

—Cuando hay escasez por lo que sea, por una cuestión política o por una cuestión histórica o porque te ha tocado nacer en una determinada época, en un determinado lugar y todo a tu alrededor, toda esa realidad material que aprecian tus sentidos es desfavorable, la ventaja oculta en todo esto es
que hay una gran disposición en esas circunstancias, hay una gran oportunidad para que mirar hacia adentro sea mucho más fácil, porque hacia afuera no hay nada que te despiste, que te hipnotice, que te distraiga.

Está la preocupación, está la rabia, la impotencia, sí, por supuesto, todas esas emociones cuestan, pero qué es lo que te empuja a todo eso, te empuja a pensar “no tenemos aquí nada, pero nos tenemos a nosotros”.

—¿Qué mensaje le dirías a esos padres que el hijo se les ha ido del país buscando otros horizontes y que sufren la nostalgia de no verlos como desearían?

—Cuando hay vacío afectivo porque las relaciones fallan por conflictos político- social existente, el remedio es sencillo y difícil a la vez, sencillo porque es fácil de entender cuál es y  es cabe preguntarse: ¿Qué vínculos tengo yo aquí? Que me queda papá, me queda mi amigo. A lo mejor no me queda nadie, a lo mejor me queda el peluquero de la esquina o me queda la persona que trabaja en la tienda. Trata de averiguar que vínculos te están quedando y vuelca toda tu energía en ellos, para fortalecerlos, para potenciarlos, porque son tu tesoro, son tu energía. Se trata de ubicar tu mente en el lugar constructivo. Si ubicas tu mente en el vínculo que se ha roto, en el vínculo que se ha distanciado, porque tu hijo, tu nieto, tu abuelo, quien sea o ha fallecido o se ha ido a otro país, estás enfocando tu mente en carencia, en un agujero afectivo y de allí no vas a salir. Ya sé que es difícil y de allí no vas a salir, pero hay que tratar de darse cuenta de esta actitud, porque es un problema de actitud y trasladar el foco de la mente hacia el vínculo que todavía existe, el que todavía está funcionando y el que todavía se puede alimentar y fortalecer, normalmente hasta en dimensiones poco imaginables.

—¿Qué le dirías a esas personas que no quieren emigrar y se quieren quedar a reconstruir una patria en ruinas?

—Me parece bien, es respetable. Yo lo que le diría a esas personas es que se pregunten: ¿Qué puedo hacer yo por mis compañeros? ¿Qué es lo más útil que puedo hacer? Es decir, esta propuesta, esto que aporto, esto que digo,

¿Es realmente útil? Estas preguntas enfocadas desde la utilidad social es fundamental porque nos aleja de nuestras bajas pasiones: de la indignación, de la rabia, de la impotencia.

Hay veces que manifestar todo eso hay que hacerlo, porque también somos humanos y necesitamos gritar, patalear, pero cuando acabes, pregúntate esto que yo estoy haciendo por mí, por mi familia, por mi país, incluso por mi mismo, ¿es útil o no es útil? Esto que estoy haciendo, esto que estoy transmitiendo, cualquier cosa que surja de uno mismo, ya sea una acción, ya sea un mensaje, ya sea una obra, da igual, hasta qué punto es útil.

—Venezuela fue un país rico y que emigraba poco, ahora se van en cambote por aire y por carretera,
los que se quedan les cuesta digerirlo y los que se van igual durante su etapa de adaptación en sus países de acogida. ¿Qué consejos les darías?

—Bueno, de todo se aprende, de todas las crisis se aprende por muy dolorosas que sean ¿No? Cuando las circunstancias te empujan a salir fuera es difícil, porque no es tu gente, no es tu sitio.

De un lado de la balanza tienes esa dificultad, no es tu sitio, pero en el otro lado de la balanza está lo
que te aporta esa experiencia, lo que se aprende viendo a otra gente, otros sitios, otras maneras de hacer las cosas, salir de tu zona de seguridad, lo que tanto decimos los coach. Cuando llega una etapa muy dura, tenemos el aprendizaje de disfrutar lo poco que tenemos.

Enfocarnos en la cosa más cotidiana, en las cosas, incluso, que son gratuitas, el aire que respiras, un
rayo de sol, un vaso de agua, poder descansar, poder cocinar, Siempre se aprende, incluso con sufrimiento, pero se aprende.

Háblame del libro El hombre más rico del mundo —He tratado de crear una historia, un personaje que está sumergido en una crisis para simbolizar ese proceso de crisis y tratar de explicar entremezclado
un personaje para que sea una lectura amena, fluida, entretenida y una serie de consejos, de pautas que yo sé que funcionan en todas aquellas personas que viven períodos tan difíciles de transformación. De que parece que tu vida conocida deja de funcionar en un nivel o en otro, en el trabajo, en la salud, en la pareja, la familia o varios niveles a la vez, como le sucede al protagonista Nicolás y parece que nada
tiene sentido.

Lo viejo se está derrumbando y todavía no hay nada nuevo. Hay como un desierto.

Biografía

Rafael Vídac, nació en Barcelona en 1976 Licenciado en Ingeniería Superior Geológica Terapeuta psicocorporal. Coach de crecimiento personal (personal, ejecutivo, empresarial).

Libro: El hombre más rico, del mundo En el 2018 viene a Venezuela a presentar su libro.

Página web:
www.rafaelvidac.com

Twitter:
@Rafael_Vidac

Lea también
Comentarios
Cargando...