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Microplásticos tóxicos afectan la alimentación de la ballena de aleta

El tamaño de los microplásticos más abundantes fue de uno a 2,5 milímetros y en menor número encontraron fragmentos de 2,5 a cinco milímetros

Los microplásticos tóxicos -presentes en grandes cantidades en las aguas de la bahía de La Paz, en el estado mexicano de Baja California- afectan la alimentación de la ballena de aleta y otras especies marinas, informó este jueves  el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Un equipo de investigadores del Departamento de Ciencias Marinas y Costeras de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (Uabcs) corroboró la abundancia de microplásticos y niveles de ftalatos en el rorcual común o ballena de aleta (Balaenoptera physalus).

La sustancia tóxica llega a este animal -el segundo más grande de todo el planeta- cuando traga enormes cantidades de agua que contienen su alimento y microplásticos.

Además, algunos animales marinos que forman parte de su dieta acumulan microplásticos en los tejidos grasos del cuerpo, siendo ingeridos por la ballena y constituyendo otra fuente de contaminación para el cetáceo.

Los resultados de abundancia de microplásticos fueron de 0,00 a 0,21 partículas por metro cúbico, después de que los investigadores realizaran arrastres en cinco zonas de la bahía de La Paz.

El tamaño de los microplásticos más abundantes fue de uno a 2,5 milímetros y en menor número encontraron fragmentos de 2,5 a cinco milímetros.

Las zonas con mayor abundancia de microplásticos fueron Isla Ballena y San Juan de la Costa, los sitios más alejados de las poblaciones humanas en el área de estudio.

Las corrientes marinas y vientos son los principales factores que influyen en la concentración de estas sustancias tóxicas en la bahía de La Paz.

El doctor Jorge Urbán, investigador de la UABCS, explicó que "no necesariamente hay una relación directa en donde hay mucha actividad humana y donde están concentrados los microplásticos", ya que "estas partículas se mueven con la corriente del agua y en la superficie".

Estos residuos se pueden encontrar en una serie de productos como los empaques de plástico, botellas y bolsas, que con el uso y las condiciones ambientales terminan deteriorándose y desprendiendo sustancias potencialmente tóxicas.

"Las muestras que obtuvimos fueron de la superficie. El polímero más abundante fue el polietileno, seguido por poliéster y polipropileno", detalló la maestra en Ciencias Tabata Olavarrieta García.

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