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El Museo Van Gogh traslada al genio holandés al interior de los bosques

Van Gogh nunca escondió su fascinación por los espacios abiertos

El Museo Van Gogh abre hoy al público una exposición que recoge el trabajo que el genio holandés dedicó a las vistas de interiores de bosques, así como cuadros de Rousseau, Corot y Monet de la misma temática que ejercieron una fuerte influencia en su trabajo.

Vincent Van Gogh nunca escondió su fascinación por los espacios abiertos y llegó a expresarla incluso en sus últimos meses de vida, cuando desde el hospital psiquiátrico en el que estaba ingresado, al sur de Francia, le escribió varias cartas a su hermano Theo.

"Pero qué hermosa tierra, qué hermoso azul, qué sol. Y sin embargo sólo he visto el jardín y lo que puedo distinguir a través de la ventana", lamentaba en una de las misivas fechada en 1889.

Los paisajes a cielo abierto son parte del sello característico de Van Gogh, pero también pintó otros cuadros menos conocidos en los que retrató interiores de bosques, con árboles frondosos que apenas dejaban pasar esa luz solar que tanto admiraba.

Entre los óleos exhibidos a partir de hoy hay cuadros del genio holandés que, aunque se pintaron con sólo cuatro años de diferencia, parecen tener la firma de dos artistas totalmente distintos.

"Eso algo destacable y muy típico de él", explica a Efe la conservadora del Museo Van Gogh Nienke Bakker.

Es el caso de "Árboles azotados por el viento cerca de Loosduinen", de 1883, el cual ejerce un fuerte contraste respecto a un pequeño óleo que lleva el más simple de los títulos: "Árboles", de 1887.

El primero retrata, con tonos suaves y oscuros, un vendaval golpeando las copas de unos árboles, mientras que el segundo contiene la que fue otra de sus marcas de autor, las pinceladas feroces y dramáticas de trazos más gruesos.

Bakker explica que entre esos dos trabajos Van Gogh experimentó cambios fundamentales en su vida, como su mudanza a París en 1886 y su descubrimiento del impresionismo y los grabados japoneses.

"Sólo fue artista durante unos diez años, pero en ellos experimentó un desarrollo increíble", añade la experta.

Como todo genio que se precie, también tuvo sus referentes. "Antes de que empezara a pintar ya admiraba los trabajos de la Escuela de Barbizon. Todos ellos trabajaban en el bosque de Fontainebleau, la cual era como una colonia de artistas", comentó Bakker.

Entre esos artistas franceses destacan Theodore Rousseau, Claude Monet, Jules Dupré y Jean-Baptiste-Camille Corot, cuyos trabajos también se exhiben en el Museo Van Gogh.

"Ellos tenían que meterse en el interior del bosque para pintar lo que emergía de él", añadió la conservadora.

El genio holandés nunca llegó a conocerlos en persona debido a la diferencia de edad, pero los mencionaba frecuentemente en sus cartas debido a que, en la década de 1830, habían sido los pintores paisajísticos más reconocidos.

La exposición incluye el que se dice que es el último trabajo de Van Gogh, el cual contiene líneas muy fuertes y coloridas.

"Cuando murió alguien de su familia dijo que, el día que decidió acabar con su vida, estaba trabajando en un cuadro de sotobosque. 'Raíces de árboles' es el único que coincide con esa descripción", aseguró Bakker, quien añadió que además la obra "está inacabada".

"Se trata de una vista cercana de unas raíces. También hay hojas y arena, pero en un principio no sabes muy bien lo que estás viendo. En ese sentido es un poco abstracto", señala la conservadora, para la cual "es algo muy diferente a las otras cosas que había hecho antes".

La muestra "Van Gogh, Rousseau, Corot: en el bosque" estará abierta al público hasta el 10 de septiembre.

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