El diario plural del Zulia

Barman robots, autómatas detrás del mostrador

Los expertos admiten que numerosos puestos de trabajo no serán remplazados por la automatización

Tipsy despliega lentamente su brazo para buscar un vaso, luego lo repliega para tomar unos trozos de hielo con sus pinzas y dirigirse mecánicamente hacia las botellas para seleccionar una.

Este "barman" agita finalmente una mezcladora y vuelca el contenido de la bebida en un vaso de plástico, sin derramar ni una gota.

Tipsy es un robot "mixólogo" que concita la atención de los visitantes de un centro comercial de Las Vegas en el que se puede pedir un "dirty martini" - sacudido o mezclado - por computadora.

Luego de los distribuidores de cupcakes o los restaurantes de pizzas automatizadas, los autómatas desembarcan en las barras de los bares.

Monsieur y Tended Bar son aparatos de distribución de bebidas a la manera de una máquina de café: uno puede seleccionar su caipiriña o su bloody mary en un menú digital y unos segundos después tiene su bebida.

La idea no se aplica únicamente en Estados Unidos: las start-ups parisinas Realtime Robotics y Kuantom también han creado barmen mecánicos y las máquinas de expedición de bebidas alcohólicas son comunes en las calles de Tokio.

"Este es el futuro"

En Long Island, este de Estados Unidos, se ha creado una cervecería, "L.I. Pour House Bar and Grill", en la que los clientes se sirven y pagan a través de una terminal informática.

Su propietario, Anthony Pallino, destaca la necesidad para su empresa de ahorrar dinero en momentos en que el salario mínimo aumentará a 15 dólares la hora en su región.

"Allí donde eran necesarios cinco o seis camareros, ahora necesitamos sólo cuatro", dice Pallino.

Algunos clientes lo respaldan. "Los robots y la automatización son más rápidos y prácticos. (...) Incluso uno puede agregar extras en la máquina, lo que la hace realmente atractiva", dice John Woodall, turista originario de Tennessee (sur) que espera que Tipsy le prepare el trago que solicitó.

"Este es el futuro", afirma Mauricio Letona, habitante de Las Vegas.

El italiano Rino Armeni, presidente de la empresa Robotic Innovations y propietario del bar en que Tipsy "trabaja", reconoce que su autómata es antes que nada "una atracción".

"La primera cosa que les dije a mis empleados cuando abrimos fue: estos robots están para distraer, pero la gente volverá sólo por ustedes. No quiero perder el lado humano".

Los expertos admiten que numerosos puestos de trabajo que desaparecerán como consecuencia de esta automatización no serán remplazados, pero hay pocas posibilidades de que los mixólogos desaparezcan.

"Vea todo lo que hace un barman: discute con los clientes, decide cuándo alguien ya no debe beber más, cuida que no roben las botellas, cobra, entrega los vueltos, reaprovisiona el comercio", levanta los vasos, los lava, llama a la seguridad en caso de peleas..., enumera Michael Dyer, profesor emérito de informática de la universidad UCLA.

Los androides no son capaces de hacer nada de eso, agrega, y apunta que la elección de un autómata responde fundamentalmente a un análisis de costos-beneficios: "Si una máquina vale 100.000 dólares y hace una sola tarea, mientras un barman humano cuesta 30.000 dólares por año y realiza muchas, la primera no va a poder remplazar al segundo".

 

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