Una joven muere al recibir un disparo en el abdomen
Un futuro prominente le aguardaba. Estudiaba Derecho en una universidad privada y el próximo año recibiría su título de abogada. Bella e independiente, María Angélica Nava Borjas, de 21 años, conoció al que pensaba era el amor de su vida hacía escasos nueve meses.
La noche del lunes regresaba a su vivienda en el barrio Corazón de Jesús, en San Francisco, junto a Nerio Alberto Vílchez Simanca, de 25 años, su novio. Él manejaba, presuntamente, un vehículo Chevette, placa AE152VV, de su propiedad.
Eran las 7:30 de la noche, una discusión ensombreció la llegada de María Angélica a su hogar. Nerio al parecer le reclamó por unos mensajes de texto. María Angélica, bajó del carro atormentada y rápidamente ingresó al interior de su casa, signada 22-41 y presuntamente se encerró en una habitación.
Su enamorado fue tras ella y comenzó la confusión. Trascendió que tumbó la puerta del cuarto y al hacerlo también sacó a relucir una pistola. Luego un disparo. Era María Angélica herida de bala. Nerio la socorrió y la llevó a la clínica Sierra Maestra, pero no resistió y murió.
De inmediato y ante el dantesco escenario, los galenos llamaron a las autoridades policiales y Nerio fue arrestado por ser el presunto autor del crimen.
Sin embargo, este, ante los intensos interrogatorios de los sabuesos policiales, aseguró que él no la mató y que la estudiante habría cometido un suicidio tras la discusión.
El principal sospechoso estaba tranquilo, sin culpas, aunque con un leve olor etílico que corrobora lo dicho por algunos conocidos: “que a Nerio le gusta beber y al hacerlo su conducta cambia y tiende a ser belicoso”.
Según fuentes policiales, el joven mantuvo la tesis de que su novia se encerró en la habitación, tomó el arma, modelo GP32, serial FLA3013 y la detonó en su abdomen. Además, agregó que la pistola no es de su propiedad, sino de la familia de María Angélica.
Se conoció que Nerio es operador de planta en la empresa Corpoelec y vive en el sector Sierra Maestra de la jurisdicción sureña. De María se conoció que vivía con su abuela y tías, laboraba en un negocio de venta de repuestos propiedad de su progenitor.
En la morgue de LUZ sus familiares esperaban consternados y no permitieron ningún acceso de la prensa, por el contrario se mostraron herméticos y molestos. En el hogar de la tragedia tampoco aportaron mayores detalles.
Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones, Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) esperan resultados criminalísticos para corroborar si el hombre disparó o si se trató de un suicidio, hipótesis que él sostiene.
