El diario plural del Zulia

Por Bs. 392 mil venden cada cuero de burro en Colombia

El cuero del burro se ha convertido en uno de los mejores pagados en el mercado negro; por él están ofreciendo hasta un millón 200 mil pesos colombianos en el vecino país.

Este negocio clandestino e ilegal tiene sus raíces en Colombia, donde varias fincas en el Caribe se han visto afectada por las pérdidas.

Y aunque las autoridades de la región zuliana han puesto de su parte para detener a los responsables, parece que el Ministerio Público no hace el mayor esfuerzo de castigarlos con cárcel.

Varios policías de la región, defensores de los derechos de estos animales y protectores del ambiente no aceptan que tras conseguir en flagrancia a los delincuentes no se les deje tras las rejas, sino que en cambio les den una medida cautelar y es la presentación periódica.

“No es posible que hagamos el trabajo de detener, de presentar a los señalados del hecho y en la Fiscalía les dan una medida sustitutiva de libertad”, dijo un oficial que pre rió el anonimato.

Agregó que varias personas les han dicho “que se hagan la vista gorda, pues se ganarán varios enemigos”.

“La comunidad exige que se tome seriedad en el asunto, que sean encarcelados los que matan y los que se encargan de pasar el cuero a Colombia donde lo compran para utilizarlo en el tráfico de drogas”, destacó la fuente.

Se dispara el delito

Varias hipótesis surgen al tratar de dar con la finalidad del cuero. Una de ellas, y la más convincente, está relacionada con que presuntamente la piel de burro la usan para camuflar droga y así evadir los canes expertos antidrogas en alcabalas, aeropuertos y demás.

Comprar un burro en esta época también se ha convertido en algo ostentoso. Se pudo conocer que el valor de un asno en la Guajira puede pasar los 90 mil bolívares.

Según reportes de diarios de Colombia, el desollamiento de burros también se da en el Magdalena, en regiones de Sucre, Atlántico y Córdoba con altos números de denuncias y desapariciones. Las autoridades de las regiones del vecino país presumen “que las pieles de burro se comercializan hacia el Norte de Santander, Cúcuta y Bucaramanga”.

Estos registros indican que hay un avaricioso interés en esta actividad que debería ser penada con cárcel.

 

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