El diario plural del Zulia

“Los celos llevaron a Eduin a matar a su hermano”

Tembloroso, con la voz entrecortada y lágrimas. Así, Eddis Parra confesó el motivo por el cual uno de sus hijos mayores asesinó con una mandarria y estrangulamiento al menor de sus tres descendientes.

Desde el pasillo del cuarto piso del edificio D6 de Ciudad del Sol empezó a descartar cualquier hipótesis. “Mi hijo mayor creció con carencias, mientras que al menor le podíamos brindar lo que necesitara, pero con ayuda de su hermana también”, acotó Eddis mientras secaba su llanto.

Edduin José Parra Fuenmayor (18) junto a su amigo Jhonathan Brayan Rivas Beana (18), llegaron al apartamento DF del mencionado conjunto residencial, el sábado 17 de septiembre, ingresaron a la residencia aprovechando la inocencia de Eddis José Parra Bermúdez (12) y presuntamente para robarle un teléfono celular, una Canaima, dos Tablet y una consola de video lo asesinaron propinándole dos golpes en la cabeza con una mandarria y al verlo aún con vida lo estrangularon.

Por celos

El padre de ambos muchachos aún no salía del asombro al saber que en tan solo unas horas perdió a dos de sus tres hijos. La historia de Caín y Abel se repite una y otra vez.

“Edduin es hijo de mi primera esposa, pero cuando él tenía dos años y medio decidimos separarnos. Desde allí me encargué de su manutención, pero teníamos pocos encuentros como padre e hijo. Ella se lo llevó por un tiempo a Machiques de Perijá y cuando regresaron él, junto a su madre y mi otro hijo, se residenciaron en el barrio Felipe Pirela”, recordó el angustiado padre.

Eddis Parra –padre–, no vio indicio alguno que revelara una conducta asesina en Edduin, pero si enfatizó que él considera que todo ocurrió en un “arranque de celos”.

“Aunque yo le brindaba todo lo económicamente posible a mis dos hijos mayores, Eddis era el consentido de todos, una de las hijas mayores de mi esposa trataba de complacerlo en todo y por eso se lo compró el Play Station, cada uno puso un granito de arena”, recalcó el obrero del Instituto Universitario de San Francisco.

“Yo no supe manejar las cosas”, repetía Eddis mientras las lágrimas volvían a uir a cántaros. “En Edduin creció un gran resentimiento y envidia hacia mí y lo canalizó en su hermanito menor”, manifestó con un sentimiento de culpabilidad mientras se pasaba las manos por la cabeza.

El homicida no aprobó el bachillerato. Dejó los estudios para trabajar en una compañía de mantenimiento. Sobre su amigo, nadie lo conoce.

“Mira la fecha y yo no he logrado tener contacto con él. No sé cómo hacerlo, mató a mi hijo, a su hermano, todo esto es demasiado duro, pero en algún momento deberé enfrentarme a todo”, dijo el dolido padre.

Sueños frustrados

A Eddis lo recordaron como un niño inteligente, muy querido y travieso. Empezaría a cursar séptimo año de bachillerato en el colegio Simón Rodríguez.

Expertos en psicopedagogía manifiestan que esta muerte se debe a una falta de valores y eso viene desde la familia.

“Aquí sin duda alguna prevaleció la envidia y la falta de valores. Hay que estudiar el entorno del homicida. Obviamente creció con una fuerte afección al no ver a su gura paterna constantemente. Él se preguntaría ¿por qué su hermano sí contaba con la presencia de su padre y él no? Seguramente envidiaba sus cosas y por eso simuló un robo para asesinarlo”, aseguró Amely Viloria, psicopedagoga.

Privados de libertad

El destino de Edduin y Jonathan se decidió 12 horas después. Efectivos del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) los aprehendieron con los objetos que sustrajeron del apartamento y de inmediato los pusieron a la orden del Ministerio Público, y se les imputó por el delito de homicidio calificado en la ejecución de un robo agravado en grado de coautoría.

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