El diario plural del Zulia

Los antihéroes erigen su modelo desde la cárcel

En Venezuela niños, niñas y adolescentes tienden a copiar modelos autodestructivos. La manera como idolatran un delincuente, en algunos estados del país, deja en evidencia la descomposición social.

Natalia Sánchez, investigadora de la Universidad del Zulia, cuestiona los vínculos ideológicos que potencian el surgimiento de figuras delictivas que asumen el poder sin ningún muro que los detenga.

“En un país en el que todos los delincuentes andan libremente, exhibiendo sus armas, su caudal y capacidad de violencia, las instituciones deben actuar. Acá el Estado no puede confrontarlo. Esto se debe solucionar”.

La profesional considera que el Gobierno impulsa esta figura tan nociva para la sociedad. “Es una evidencia muy fuerte y contundente de que efectivamente al lado de la legalidad, en un Estado de derecho, existen dinámicas ilegales que caminan en paralelo. Eso hace que el ciudadano que está dentro de la legalidad, que cumple las leyes, se sienta privado de la libertad”, explica. La socióloga afirma que en una sociedad fuerte, un modelo a seguir puede ser un bombero, un médico, un ingeniero, gente instruida, formada.

En una sociedad que no funciona los modelos cambian. “Las muchachas se sienten poderosas cuando se hacen novias de los delincuentes de la zona porque no tienen un modelo diferente. La falta de un líder positivo conlleva a esto. No tenían otra cosa que escoger. No ven más opciones”, destaca.

Un modelo tóxico

En cuanto el problema que este ejemplo causa en la niñez, la educadora y abogada Karin Cova refiere que los niños están inmersos en una realidad bastante controversial. “Esto debido al auge delictivo, mezclado con héroes o antihéroes que inevitablemente tratan de imitar, en su inocencia, ya que no tienen nociones claras del bien y el mal. La falta de un líder positivo puede llevarlos a fijarse en uno negativo. No tienen límites claros y los idealizan”, destacó la educadora y abogada.

La influencia de los medios

Según la edad, los niños ven y comprenden la televisión de manera diferente. Esto depende de su capacidad de atención, de su modo de procesar la información recibida, del esfuerzo intelectual que puedan realizar y de su experiencia de la vida.

Numerosas investigaciones, (Canadá, Estados Unidos) demuestran que existe una correlación entre la violencia en los medios de comunicación (televisión y videojuegos) y el comportamiento agresivo de los niños y adolescentes. Al parecer, cuanto más tiempo pase el niño delante de la televisión, más violento se vuelve.

Un estudio de 2010 dirigido por la Universidad de Columbia y el Hospital Mount Sinai de Nueva York, lo confirma.

Paralizó una isla

En enero, Teófilo Rodríguez Cazorla, alias “El Conejo”, expram del penal de San Antonio en la isla de Margarita fue asesinado y luego de su muerte hubo una especie de culto que paralizó a la isla de Maragarita por completo. A la vista de los responsables de la seguridad del estado fue su funeral. Comercios, transportes y hasta escuelas no laboraron como si se tratara de un día festivo.

Algunos por temor prefirieron no salir a las calles, otros decidieron acompañar hasta el cementerio al hombre que denominaban “El patrón de los patrones”. Su impacto como líder negativo entre la población penitenciaria lo catapultó.

Rodríguez Cazorla nació en Porlamar en 1971 y vivió allí durante toda su infancia, en la calle San Rafael, donde se realizó su funeral el 25 de enero de 2016. Al siguiente día, más de 200 personas caminaron, como si de una procesión se tratara, por la avenida Juan Bautista Arismendi. Iban al cementerio Campo Santo Medina Angarita para despedir a un hombre que pasó la mayor parte de su vida dedicado al tráfico de drogas, robo, extorsiones, secuestros y homicidios. Aún retumba en la memoria del colectivo venezolano el sonido de las balas de alto calibre disparadas por los reclusos en honor a su patrón caído.

No hay responsabilidad

“Las fuerzas de seguridad con estos casos son las que quedan mal parados. La Ministra decía que no había armas bajo pleno control militar. Esto da una imagen de que las políticas del Gobierno fracasaron en esta materia, de que no se dice la verdad; de lo que ocurre no hay cifras oficiales. Quien sufre es el ciudadano común”, detalló Marcos Tarre, especialista en seguridad.

Rocío San Miguel, presidenta de la organización no gubernamental Control Ciudadano por la Seguridad, la Defensa y la Fuerza Armada Nacional, compara lo que sucede en Venezuela con un fenómeno característico a lo que sucede en países con conflictos bélicos, donde combatientes armados, generalmente criminales de guerra, realizan actos muy feroces”.

San Miguel hace referencia al caso que paralizó a Margarita por completo: la muerte de “El Conejo”. “Con lo sucedido en el penal de San Antonio, el Estado queda en evidencia en torno de su incapacidad al permitir que estos hechos sucedan. Las personas que realizaron ese ritual se encontraban sujetos a la GNB en la custodia externa, teniendo un agravante: la FANB tiene atribuido el control de las armas. Esto es una radiografía muy nítida de la destructuración del Estado venezolano, es decir, las instituciones no cumplen el rol para lo que están previstas”, recalcó.

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