Lo linchan por violar a su hijastra de 5 años
Son las 6:00 de la tarde del sábado. Sobre la arena de la carretera 110 con avenida 81, del barrio María Angélica Lusinchi, parroquia Luis Hurtado Higuera, está el cadáver de un hombre. Hay piedras y tubos con restos de sangre. Al infortunado le aplastaron la cabeza. Dos horas antes había firmado su sentencia de muerte al abusar de su hijastra.
La historia es muy triste. La agraviada solo tiene 5 años. Sus dos hermanas mayores, de 8 y 9 años, están con su madre y abuela en casa de una vecina. Justo en frente del inmueble en el que Oscar José Games Carra, de 39 años, somete a la menor.
La niña de 8 años recuerda con naturalidad cómo ocurrió todo. Cuenta que el sábado Oscar llegó a su casa a las 12:00 del mediodía. Estaba ingiriendo alcohol. No fue agresivo, solo entró a la vivienda para ver televisión.
Cuatro horas más tarde, el hombre se asomó por la puerta, llamó insistentemente a la menor para que lo acompañara. La pequeña se negó dos veces, pero al final, inocente, accedió.
No pasa mucho tiempo cuando la madre biológica de las niñas, 15 años menor que el agresor, entra a la casa. Oscar está semidesnudo, se acomoda el pantalón. La niña sale detrás de él. No lleva ropa interior. Llora, no deja de quejarse. Algo le duele. Hay sangre y rastros rojos en las piernas de la pequeña. La abuela de las chiquillas, de 58 años, llega de inmediato. No hicieron falta palabras. La conclusión fue inmediata.
Despavorida, la señora sale hasta el frente. Grita desesperada. Los vecinos atienden su llamado. Una turba enfurecida saca a Oscar arrastrado de la casa. Las dos mujeres intentan evitar que lo maten. Ellas quieren justicia, no un homicidio.
Interceden, pero el furor de los vecinos las supera. Las golpean también. Ambas terminan con varios moretones y heridas en la cabeza.
El escenario es dantesco. A Oscar lo llevan en procesión dos cuadras. Al final, lo lanzan sobre el piso. Le aplastan la cabeza con una gran roca.
A la infante la trasladan a un hospital. Será sometida a una prueba forense para constatar que es víctima de un abuso sexual. Su hermanita de 8 años cuenta que el infortunado tenía más de un año viviendo con ellas. Antes residía en el barrio La Polar, en San Francisco. Previo a la violación, el desafortunado no habría cometido maltratos físicos o verbales, ni actos lascivos contra alguna de las hijastras.
Su madre y padrastro se conocieron en Mercasur, ella vendía empanadas con sus sobrinos y él, frutas.
