El diario plural del Zulia

Lo linchan por robar en El Marite

Roberth Andry Baldallo Quijada, de 28 años, alias “El Coriano”, atracaría a transeúntes desde la madrugada, según vecinos

Desde las 5:00 de la mañana de este lunes, Roberth Andry Baldallo Quijada, de 28 años, y dos acompañantes acechan a los transeúntes en barriadas de El Marite, en la parroquia Venancio Pulgar. Para las 8:00 a. m., los tres “azotes de barrio” habrían robado al menos a unas 10 personas, aseguran los vecinos de la zona. Unas horas más tarde, el cuerpo del joven reposa en una esquina del barrio Mi Esperanza, colindante al retén, hoy cerrado.

A Roberth lo conocen como “El Coriano”. Entre sus víctimas está una mujer de etnia wayuu. Despojarla de sus pertenencias fue una terrible decisión. La fémina era familiar de una banda que se disputa con Baldallo y sus compañeros la autoridad para delinquir en El Marite, según relata un hombre que vive diagonal a la esquina en la que quedaron los restos.

Después de robar a la mujer, “El Coriano” reposa por unos minutos de su faena, conversa con algunos de sus vecinos en la intersección de la calle 118 con avenida 119 del barrio Estrella del Lago, adyacente al sector en el que abandonaron su cadáver.

Una turba enfurecida lo intercepta en nombre de la mujer que acaba de robar. Lo amordazan y atan sus manos, se lo llevan en procesión. Golpes llueven, algunos de la comunidad participan. Con un cuchillo le cortan el cuello. Con la misma arma le causan otras heridas menores. Los gritos de dolor y alaridos de victoria llegan a oídos de Yesenia Fereira, pareja del infortunado desde hace nueve meses, quien estaba en su casa a unas cuadras del lugar. Ella está semidesnuda.

Entra en la vivienda por algo de ropa y corre a auxiliar a su esposo. Pero es inútil. También la golpean y empujan. “El Coriano” cae boca abajo sobre la arena. De entre la muchedumbre alguien esgrime un arma de fuego y le da la última estocada: un disparo en la cabeza, comenta Yesenia.

La mujer asegura que su esposo es inocente. “Lo confundieron con alguien más”. Roberth era comerciante informal y dejó huérfanos a dos niños, de 8 y 4 años.

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