Lo acribillan tras una discusión con desconocidos
Tres desconocidos ingresaron a la fuerza en la vivienda de César Augusto Arias Caro, de 27 años, en la avenida 36 con calle 41 del barrio Cujicito, parroquia Idelfonso Vásquez. Y mientras discutía con ellos lo acribillaron.
A las 8:30 de la noche del pasado jueves se escucharon las múltiples detonaciones, recordó Augusto Arias, el viernes frente a la morgue de Maracaibo, mientras esperaba la entrega del cadáver de su hijo.
Con tristeza, el progenitor contó que César a esa hora estaba durmiendo junto a su esposa. “Llegaron de despertarlo. Salió para atender a quienes lo buscaban, conversaron y tras minutos de plática se inició una discusión que culminó con el asesinato de mi hijo”.
Los homicidas se marcharon corriendo y saltándose bahareques, según las autoridades del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), quienes llevan las investigaciones del caso.
César, tras ser herido, cayó al suelo. Sus familiares entraron en crisis al ver cómo perdía tanta sangre. Lo cargaron, lo subieron a un vehículo particular y lo trasladaron a la emergencia del Hospital Universitario de Maracaibo, donde los médicos de guardia certificaron su muerte.
Venganza
Los familiares de la víctima aseguran desconocer qué tipo de problema o deudas tuvo Arias con sus verdugos. Los efectivos del Cuerpo de Policía del Estado Zulia (Cpbez) recibieron la notificación del suceso 2o minutos después.
Llegaron al sitio y acordonaron la zona por varias horas hasta que los detectives del Cicpc realizaron la colección de evidencias y el levantamiento del cuerpo. Luego de horas de investigación, los sabuesos lograron identificar a los homicidas, pero no han podido dar con sus paraderos. El móvil del crimen es la venganza. Averiguan qué problema o deuda tenía el occiso con sus asesinos.
El infortunado era el segundo de tres hermanos y trabajaba haciendo viajes en un camión 350. Los habitantes de la barriada exigen a las autoridades mayor vigilancia en la zona, pues aseguran que este tipo de crímenes se vive a diario, al igual que los asaltos a mano armada.
“Queremos patrullaje e iluminación. La barriada es un hueco oscuro”, indicó Raiza Martínez, vecina.
