El diario plural del Zulia

La justicia vive en suspenso

El muchacho de la Cruz verde que salvó niños y ancianos entre el 1 de abril y el 18 de mayo ya tiene un mes que no duerme en su cama, no va a su preclínica pediátrica en el Hospital de niños de Veritas, ni le pide la bendición a mamá y a papá.

Ese muchacho murió arrollado el jueves 18 de mayo en la tarde. La camioneta Toyota Hilux blanca la conducía Omar Barrios e iba acompañado de su novia, Liz Mary Hernández.

Hoy, Día del Padre, Germán Moreno hablará vía telefónica con Carlos Javier. Carlos Javier Moreno es el hermano mayor de Paúl René, el muchacho de este texto. Estudiante del quinto año de Medicina en La Universidad del Zulia (LUZ), miembro del grupo Cruz Verde, que tiene como misión socorrer heridos en las manifestaciones, que desde el 1 de abril se gestan en la ciudad en contra del gobierno del presidente Nicolás Maduro.

Germán Moreno parece un hombre que no ha llorado a un hijo. Eso a simple vista. No es sino hasta que le tocan el tema o cuando se acuesta a dormir por las noches, cuando recuerda a Paúl. Entonces sí, lo llora, lo sufre.

Se le vienen los momentos con su hijo y se transforman en un poderoso látigo que le saca sangre. Los golpes son fuertes y le producen un dolor entre el pecho y la boca del estómago que nunca antes ha sentido.

—Esto no se me pasa a mí (…) Nunca se me va a pasar.

Camina por un almacén de productos del hogar mientras espera. De alguna manera tiene que pasar el tiempo. Últimamente, es lo que más hace: esperar, esperar a que la jueza Milagros Méndez, del Tribunal Sexto de Control del estado Zulia, anuncie adelantos sobre el juicio en contra de Omar Barrios (22) y Liz Mary Hernández (20).

—Ya introdujimos la querella personal de la familia Moreno porque exigimos una participación activa en el desarrollo del juicio. Esperamos que la respuesta sea positiva. Como familia, tenemos derecho a ser partícipes tanto de las averiguaciones, interrogatorios y presentados de los acusados.

El acusado. Debe referirse así, el acusado. Porque a Hernández se le otorgó libertad plena por considerar que no tenía participación directa en el suceso, pese a que ocultó evidencias —la camioneta—, huyó de la justicia por siete días y encubrió a su novio. No su pariente o familiar: novio. El caso se suma al de otros jóvenes asesinados en Zulia. ¿El contexto? El mismo: manifestaciones contra el gobierno de Nicolás Maduro. La Fiscalía diligencia la justicia en el asesinato de Adrián Duque en las inmediaciones de las Torres del Saladillo y, más recientemente, del arrollamiento de Luis Vera en la avenida Prolongación Circunvalación Dos. Son decenas de familias a la espera de justicia.

Reconstrucción de hechos

Paúl René Moreno salió de su preclínica pediátrica y fue a la avenida Fuerzas Armadas, a apoyar al grupo de rescate de LUZ. En la vía, diagonal al supermercado Enne, había ramas y troncos, además de cauchos. Aún así los carros podían pasar. El impacto fue mortal. Tras pasarle por encima, retrocedió y arrancó.

Germán Moreno estaba en su casa, con un amigo, instalando un techo en un nuevo negocio. Vestía una camiseta deportiva y shorts. No calzaba gomas sino cotizas. Su teléfono repicó y respondió. Era su hermana, tía de Paúl. Lo que le dijo le pareció un trabalenguas indescifrable, entonces ella le pasó a la señora Marlene Camacho, madre del estudiante de Medicina.

—¡Me mataron a mi hijo!— gritó así, directa

A él le pareció que se le fue la vida.

—Al llegar al hospital Adolfo Pons, me recibieron con llanto; entonces supe que era verdad. Vi que no había más nada que hacer.

Entró a la morgue del centro de salud y vio a su hijo con la boca abierta, con golpes en la cara y el pecho, en todo el cuerpo, los ojos hinchados (…).

—Lo abracé, lo besé (…). Y lloró.

Katherine Ramírez estaba de guardia esa tarde. Estudiante de quinto año de Medicina, como Paúl, de la misma promoción. Lo vio desnudo, “la manera más vulnerable de ver a un ser humano”, se llenó de su sangre y escuchó cómo el sonido del monitor médico se desvanecía.

La reconstrucción la harán los abogados del Tribunal el miércoles 21 de junio. Irán al lugar donde atropellaron al muchacho, realizarán pruebas anticipadas y experticias de reconocimiento del vehículo. Todo para acercarse a la realidad de lo que pasó; y a en el plano de criminalística, llegar a resultados científicos. Germán Moreno camina dentro de un almacén de electrodomésticos aparentemente tranquilo.

Sin embargo, en su cabeza está la posibilidad de que el grado de homicidio cambie de calificado a culposo. Es esa la petición del abogado defensor de Omar Barrios. Quedaría en libertad. Se suprimiría la intención de cometer el crimen y se alegaría imprudencia, negligencia o impericia.

Es decir: accidente. No asesinato.

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