El diario plural del Zulia

La consulta y el ejercicio de la política, por Vladimir Villegas

La masiva participación del domingo en la jornada convocada por la Mesa de la Unidad Democrática deja un mensaje claro al país. El descontento y el reclamo de cambio va más allá de la coalición opositora. Valorarla como una actividad partidista puede ser aceptado como parte de la retórica pero si quienes así se han expresado realmente lo creen, pues peor para ellos. ¿De verdad creen que una actividad meramente partidista puede movilizar a más de siete millones de personas?

Reducir la consulta a una actividad partidista solo lleva a subestimar el tamaño del descontento, la fuerza de una sociedad que reclama cambios, que quiere votar, que quiere expresarse y que mayoritariamente prefiere ir a las urnas electorales a dirimir los asuntos de la política. Cualquier otra lectura entra en zona de conflicto con lo que más le conviene a Venezuela en este momento, una solución electoral en el marco constitucional. Un acuerdo político nacido de una negociación basada en la mediación internacional, con miras a darle a Venezuela un chance de transitar en paz hacia una nueva situación.

Volver a la política. El chavismo hoy no es mayoría. Ha perdido esa condición. Pero no está muerto. Aún conserva capacidad de movilización, con todo lo que se puede cuestionar a mecanismos de coacción o clientelismo. No hay salida pací ca posible si una fuerza trata de aplastar a otra. Lo ha intentado el gobierno con la oposición y no ha podido, pero a un costo brutal de muerte, represión, violencia, odio entre venezolanos y una buena dosis de desesperanza. No podemos prolongar esa dinámica. El gobierno ha jugado duro, muy duro. Ha llegado a límites inaceptables en materia de uso de la fuerza, abuso de poder, intransigencia e irrespeto a las más elementales normas de convivencia democrática.

La contundencia de la convocatoria a la jornada de consulta de ayer es una razón de sobra para buscar alternativas nacidas de un ejercicio de la política que, sin dejar de estar sazonado por dosis de pasión, se asiente en la racionalidad que amerita un momento crítico como este. Por eso mi inquietud sobre la interpretación práctica que se le quiera dar por parte del liderazgo opositor a las dos últimas preguntas del cuestionario entregado a los electores. Las decisiones que se adopten después de estos resultados impactarán al país en los próximos días y cuidado si en los próximos años. Es un momento de esos en los cuales se prueban los liderazgos.

El gobierno ha recibido un claro mensaje. Su proyecto de Asamblea Nacional Constituyente (ANC) no convoca a las grandes mayorías. Va a ser un evento de un chavismo, como dijimos, en calidad de minoría, desconectado de buena parte de los sectores populares que eran su base de sustentación. Sin haberle preguntado al pueblo si quería o no constituyente y bajo cuales condiciones. En medio de una tremenda crisis. El Presidente ha hablado nuevamente de diálogo. Pues, un paso en esa dirección o en la dirección de ir a una negociación política es retirar, congelar o suspender la convocatoria de la ANC. Ojalá diera ese paso, para evitarle nuevas situaciones dolorosas al país.

Y ojalá que se aleje el fantasma de una confrontación aún más violenta de lo que hemos visto hasta ahora. Porque no estamos curados de ese peligro. El cobarde asesinato de una ciudadana en Catia, en medio del proceso de consulta, es una muestra de lo que puede seguir ocurriendo como consecuencia de la acción de grupos que le tienen alergia a la participación democrática.

Esperemos los anuncios de la Mesa de la Unidad Democrática sobre los pasos que dará la coalición opositora después de la consulta.

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