El diario plural del Zulia

“Hora cero” dio fin a la Cárcel de Sabaneta

Silente y sombría lleva tres años la Cárcel Nacional de Maracaibo, la que fuese la más peligrosa del país y que albergaba a cuatro mil reclusos. Una guerra entre pranes, que dejó 16 muertos provocó su clausura total, anunciada el 19 de septiembre de 2013, durante una transmisión en vivo por Iris Varela, ministra de Servicios Penitenciarios.

La ráfaga de tiros constantes advirtió el fin de Sabaneta. Los disparos dentro de “La Modelo” eran normales para los residentes de las barriadas que la rodeaban. Pero el 16 de ese mismo mes, a las 10:00 de la mañana, las detonaciones resonaban con más dureza.

“Eran demasiados tiros que no cesaban con las horas. Algo realmente grave pasaba”, recuerdan residentes del barrio San Pedro.

Los familiares de los reos temerosos de lo que allí pasaba se acercaron hasta el penal. Temían por la vida de sus parientes. Ese día cayó la tarde y como las balas no se acababan, las tanquetas de la Guardia Nacional rodearon el recinto. Trancaron el paso a las cercanías de la cárcel, previniendo que los proyectiles que de ella salían acabaran una vez más con un inocente.

Era Edwin Soto, conocido como “El Mocho Edwin”, pram del Penal, quien había iniciado la reyerta junto a su carro, “El Barney”, “El Edward”, “El Kike” y “El Pepito”.

A través de una cadena de BlackBerry Messenger amenazó a Ricardo Jesús Alex Moreno, alias “El Ric”, líder del área de Patio y al director del recinto, de acabar con su vida y la de su familia si intervenía en sus decisiones.

Emboscada

La madrugada del 17 de septiembre, los aproximadamente 40 soldados de “El Mocho”, desempolvaron a “Rosita”, una ametralladora calibre .50 que dispara más de 100 proyectiles por minuto. Con ella tumbaron la pared de Patio y acorralaron a “El Ric”, quien se refugiaba dentro de una de las torres de vigilancia.

El plomo fue a muerte. Las municiones se le acabaron a Alex Moreno. Sin fuerzas se entregó al “Mocho Edwin” en bóxer y este le disparó en más de 50 oportunidades. A los dos hermanos de “ El Ric”, Engelvert José y Rónald Antonio, quienes pertenecían a sus filas, les sacaron los ojos antes de tirotearlos.

Al “Cojo”, un recluso del área de Patio, le abrieron el pecho y le arrancaron el corazón. Estos órganos para el “Gran Pram”, como se hizo llamar Edwin Soto, tras apoderarse de Penal, Máxima, Reeducación, Calabozo y Patio; eran un trofeo, que se los dio de comer a los dos cunaguaros que tenía como mascotas, en su zoológico personal.

Durante la guerra interna 387 personas quedaron atrapadas, entre mujeres embarazadas y niños, parientes de los reos que pernoctaban en las celdas.

Soto, dueño del 70% del centro penitenciario, mandó a sacar los cadáveres de quienes cayeron durante la “hora cero” hasta la puerta principal. A unos los llevaron hasta la morgue del Hospital General del Sur y a los otros a la morgue de Maracaibo.

Una masacre

La masacre acabó con la Cárcel Nacional de Maracaibo. Se hablaban de más de 300 presos muertos tras el conflicto armado, pero la ministra Iris Varela, solo reconoció 16 víctimas. Mientras los familiares de los reclusos y ellos mismos aseguran que los cadáveres habían sido sacados durante la madrugada, camuflajeados y luego incinerados. Otros aseguran que fueron sepultados en los terrenos vacios de la penitenciaria, que pretende ser un museo.

Lea también
Comentarios
Cargando...